> La Lotería de Navidad. Una tradición con más de 200 años
11 DICIEMBRE 2015. La Lotería de Navidad es, desde hace más de doscientos años, un acontecimiento que forma parte de las fiestas navideñas y está tan arraigado en la tradición que, aunque durante el resto del año no se tenga la costumbre de comprar un décimo, raro es el madrileño que no se hace con un billete con el que añadir más ilusiones y esperanzas para el nuevo año. El fondo fotográfico Martín Santos Yubero cuenta con un amplio repertorio de imágenes por las que desfilan los niños de San Ildefonso, los bombos, las participaciones, las administraciones de lotería y, por supuesto, los agraciados.
Mención especial merecen los niños del Colegio de San Ildefonso, una imagen asociada a la Navidad, sobre todo, desde que la televisión llegó a los hogares españoles. El primer sorteo televisado se celebró en 1962 y, en 1966, tuvo su primer presentador, que fue Jesús Álvarez. Los bombos girando sobre sí mismos, el canto entonado de los niños al tiempo que introducían la bola en el alambre de la tabla y su desenfrenada euforia cuando eran los afortunados de cantar el gordo son algunas de las imágenes que guardamos en nuestro recuerdo y que podemos ver en esta selección de fotografías.
También, protagonistas de la Navidad han sido algunas de las administraciones más famosas de Madrid, como ‘Doña Manolita’, la lotera por excelencia de la capital por los muchos premios que repartió, que le valieron ser recordada por la posteridad. Su fama fue tanta que los maestros Quintero, León y Quiroga llegaron a escribirle una copla, ‘Mañana sale’, que cantó la Piquer. La cámara de Yubero la inmortalizó en 1948, paseando por la capital un 22 de diciembre, ya jubilada, pero despertando gran expectación entre los madrileños, que se acercaban a ella para robarle un poquito de la suerte que, según se decía, era capaz de repartir.
Pero, los protagonistas indiscutibles del 22 de diciembre son los premios y, sobre todo, los premiados. Las fachadas de las administraciones señaladas por la suerte, con grandes carteles que recuerdan el número premiado, y los agraciados, se convierten en todo un espectáculo de alegría y abrazos y en un reclamo para los medios de comunicación, ávidos de mostrar las caras de los afortunados a aquellos que tuvieron peor fortuna y que, entre medias sonrisas de decepción, convirtieron el día de la lotería en el de la salud.
El origen
La tradición de celebrar un sorteo navideño nace impulsada por Francisco I de Francia, que tuvo la idea de autorizar la lotería para aumentar los ingresos de la Corona. A principios del siglo XIX, España sufría una de las peores crisis de su historia contemporánea. Las hambrunas de 1808 y 1812, unidas a los enfrentamientos con los franceses y las epidemias, produjeron a lo largo de la guerra unas pérdidas económicas gigantescas y un importante descenso demográfico en una población que apenas superaba los 10 millones.
En esta coyuntura de crisis, se celebró en Cádiz el primer sorteo navideño, el 18 de diciembre de 1812, a través de papeletas con los números impresos. El primer premio 'Gordo' fue a parar al número 03604. Entonces, el precio del billete era de 40 reales y el premio de 8.000 pesos fuertes.
El 28 de febrero de 1814, se celebró el primer sorteo en Madrid, desde entonces sede de la Lotería Nacional de Billetes, ya con el sistema de bombos y bolas establecido un año antes. El nombre de ‘Sorteo de Navidad’ llegó oficialmente en 1892 y sustituyó a la leyenda de 'Prósperos de Premios' que ya se utilizó en la lista de premios.
> La Almudena. Patrona de Madrid
6 NOVIEMBRE 2015. Cada 9 de noviembre, los madrileños rinden homenaje a su patrona saliendo a la calle, vistiéndose para la ocasión, y paseando con ella por el más castizo de sus barrios. Así, lo recogen las imágenes captadas por los fotoperiodistas Martín Santos Yubero y Cristóbal Portillo, custodiadas en el Archivo Regional de la Comunidad de Madrid. Junto a ellas, también pueden verse algunos documentos de los años 40 del si. XX, relacionados con la festividad, pertenecientes a la Diputación Provincial de Madrid.
Los primeros escritos en que se menciona a la Virgen de la Almudena como patrona de Madrid datan del siglo XVII, aunque hasta 1948 no se representó el acto oficial de la coronación como tal, que tuvo lugar en la Plaza de la Armería del Palacio Real de Madrid. Asistieron las máximas autoridades políticas, civiles, militares y eclesiásticas de la nación, así como el Ayuntamiento de Madrid en pleno y representaciones extranjeras, presididas por el Nuncio de Su Santidad. El arzobispo de Madrid–Alcalá era Eijo y Garay, quien coronó la imagen de la Virgen, tal como puede verse en las instantáneas del Fondo Martín Santos Yubero, seleccionadas para la ocasión. También, encontramos otras fotografías de la procesión por las calles del casco histórico de la ciudad hasta llegar a la catedral. Asociaciones, caballeros de distintas órdenes militares, seminaristas, sacerdotes, la corporación municipal, distintas autoridades y la banda municipal de música también la acompañan en este paseo.
Otros momentos importantes son las diversas ofrendas de flores que las casas regionales realizan a la patrona de Madrid en vísperas de su festividad o la bendición de la imagen de piedra, situada en los muros de la Catedral de Santa María la Real de la Almudena. En la muestra, también pueden verse otras imágenes de estampas y carteles, así como de la propia talla de la Virgen, fotografiada en 1939, y una maqueta de la catedral con un proyecto que no se realizó en su totalidad.
Junto a los testimonios gráficos, también se encuentran diversos documentos, pertenecientes al Fondo Diputación Provincial de Madrid, que recogen las solicitudes de donativos para cultos y procesiones que realizaban las distintas organizaciones devotas de la Virgen, así como de los créditos que se les concedían.
Historia y leyenda
Cuando en el año 712 los norteafricanos Muza y Tarik al mando de las tropas árabes derrotaron al rey godo Don Rodrigo en la Batalla de Guadalete, la actual Madrid era apenas un insignificante villorrio. Tras la conquista de Toledo y la rápida expansión musulmana por casi toda España, los árabes instalaron un alcázar ('alqáṣr') o fortaleza defensiva para controlar el paso a esa gran ciudad, donde en la actualidad se asienta el Palacio de Oriente, y alrededor del cual crecería la pequeña villa.
Cuenta la leyenda que, ante la inminente llegada de los invasores, un herrero, vecino de aquel Magerit medieval, escondió la imagen de la Virgen María –que habría sido traída por un discípulo del apóstol Santiago en el año 38 d. C.– para que no cayera en manos de aquellos infieles.
Transcurren tres siglos hasta la reconquista de Madrid por las tropas castellanas y leonesas del rey Alfonso VI, en el año 1085. En ese tiempo, los cristianos madrileños sabían de la existencia de la imagen de la Virgen María por sus antepasados, pero se ignoraba el lugar exacto donde permanecía oculta. El 9 noviembre de 1085, después de nueve días de constantes plegarias, se organizó una solemne procesión que recorrió todos los lugares donde se creyó que pudiera esconderse la imagen de la Señora. Cuentan las crónicas que presidían esta procesión, además de Alfonso VI de León y Castilla, el rey Sancho Ramírez I de Aragón y V de Pamplona, el infante don Fernando y Rodrigo Díaz de Vivar, el Cid Campeador, al que también se le atribuye una leyenda diferente con esa imagen. Al llegar la comitiva a la actual Cuesta de la Vega, y al pasar por delante de un trozo de la muralla árabe que por allí se levantaba, un cubo de la muralla se resquebrajó dejando al descubierto la imagen buscada y, según la leyenda, dos cirios que la habían alumbrado durante los 373 años que había permanecido escondida.
La imagen de la Virgen fue trasladada hasta la parroquia de Santa María, que fue demolida en 1868 para ampliar la calle Bailén. Desde entonces, se llamó Virgen de la Almudena, por haber estado oculta en un almudín (al–mudy) o depósito del trigo. Cuando en 1707 se derribó el llamado cubo de la Virgen, se acordó colocar una imagen de piedra en su lugar, de recuerdo. Todavía hoy, a cualquier hora del día y de la noche, se venera cariñosamente por los madrileños esta imagen en piedra de Nuestra Señora de la Almudena, situada en los muros de la Catedral.
La Virgen de la Almudena fue coronada solemnemente el 10 de noviembre de 1948 y declarada patrona de la archidiócesis de Madrid por el papa Pablo VI, el 1 de julio de 1977. El 2 de febrero de 1954, la imagen fue trasladada desde la iglesia del Sacramento a un altar de la Catedral de Madrid–Alcalá, que por ese entonces era el Templo de San Isidro. Allí, permaneció hasta junio de 1993, en que en una solemne procesión fue trasladada a la nueva Catedral de Santa María la Real de la Almudena, donde desde entonces permanece en un magnifico altar gótico, en el lado derecho del Altar Mayor. Al día siguiente, Su Santidad Juan Pablo II, consagró la nueva Catedral Metropolitana de Madrid, siendo la única catedral española consagrada por un pontífice.
> Juan Moya. Un fondo fotográfico del siglo XIX
18 SEPTIEMBRE 2015. El fondo fotográfico Juan Moya Idígoras es el más antiguo de los que se conservan en el Archivo Regional de la Comunidad de Madrid y también uno de los más antiguos existentes en la Región.
Llegó en 2008, casi por casualidad, al Archivo Regional a través de una donación realizada por el arquitecto Juan Moya Arderius, nieto del autor de la colección, quien se dirigió por carta a la Presidencia de la Comunidad de Madrid a la que hacía llegar 115 fotografías, todas ellas realizadas en 1890, según los datos aportados por el propio donante.
Estas imágenes, que fueron organizadas y descritas por el equipo de Descripción del Archivo Regional de la Comunidad de Madrid, están listas para ser consultadas por los usuarios, tanto en la sala de consultas, a través de una base de datos con todas las imágenes digitalizadas, o mediante el 'Buscador de documentos y archivos' del Portal de Archivos.
Las fotografías de este fondo están todas en papel y pegadas sobre cartón. En líneas generales, el contenido de estos documentos gráficos se centra en fachadas de edificios representativos de Madrid, como la Basílica de San Francisco El Grande, la Parroquia de Santa Bárbara y el Monumento a los Caídos. También son relevantes en este fondo las estampas de la vida cotidiana de Madrid con curiosos personajes y escenarios típicos como la Plaza de Oriente, la Puerta del Sol, la calle Alcalá y la Plaza de Santa Cruz. Otro grupo de fotografías lo componen imágenes de un desfile militar en diferentes calles del centro de Madrid. Finalmente, el resto de imágenes están realizadas en distintos pueblos de la Comunidad de Madrid y muestran bellos paisajes y escenas costumbristas de las localidades de la sierra.
Juan Moya Idígoras (1867 – 1953) fue un destacado arquitecto español, padre del arquitecto Luis Moya Blanco y hermano del ingeniero Luis Moya Idígoras (diseñador del depósito elevado de Chamberí). En los primeros años de profesión ayudó a Miguel de Olabarría, junto con García Guereta, en la dirección del Seminario Conciliar de Madrid, encargándose a su muerte, en 1904, de la terminación de las obras. Mantuvo posteriormente colaboraciones profesionales con el sustituto de Olabarría como arquitecto diocesano de Madrid, el asturiano Joaquín María Fernández Menéndez Valdés (titulado en 1887) con quien realizó el edificio de viviendas conocido como “casa del cura de San José” en la calle Alcalá junto a la iglesia del mismo nombre. Moya se encargó de la fachada barroca (1910), operación semejante a la que planteó para tratar la fachada del edificio de Telefónica, con su antiguo alumno Ignacio de Cárdenas. Con anterioridad, intervino en la reforma del edificio del Casino de Madrid, Alcalá, 15 (1915).
El éxito de su reinterpretación del barroco madrileño le llevó a formar parte de los jurados de Amigos del Arte, asociación promotora del regeneracionismo regionalista en España y a ser elegido académico de Bellas Artes en 1920. Como arquitecto de Palacio y Sitios Reales desde principios de siglo, realizó la discutible reforma del Teatro Real, la continuación de las obras de la catedral de la Almudena, con la colaboración de Luis Mosteiro, tras la muerte de Repullés en 1922, y la nueva ermita de San Antonio, réplica de la original con los frescos de Goya, en el paseo de La Florida (1925).
La arquitectura de Moya Idígoras, se inscribe plenamente en un regionalismo neobarroco excesivamente retórico, acorde con un sentimiento nacionalista y decadente, alejado de las corrientes renovadoras y sin capacidad de reacción. El grado de convicción en sus postulados, se prolongó en sus hijos, que constituyeron una completa dinastía: Juan (ingeniero), Emilio, Luis y Ramiro Moya Blanco, arquitectos titulados en 1927 y 1940 respectivamente.
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ENTREVISTA A NIEVES SOBRINO EN ONDA MADRID Hoy en Madrid', 18 de junio de 2015. |
> Nicolás Muller. Observador de una Europa de entreguerras
14 JULIO 2015. Nicolás Muller es considerado uno de los máximos representantes de la fotografía documental de entreguerras y pionero del denominado compromiso fotográfico. Su archivo personal, con cerca de 20.000 negativos, fue adquirido a finales de 2014 por la Comunidad de Madrid. Las imágenes continúan en proceso de tratamiento, pero es muy probable que, antes de finalizar 2015, puedan ponerse ya a disposición de los ciudadanos.
Con la incorporación de este fondo, el Archivo Regional se convierte en todo un referente cuando se habla de fondos fotográficos, pues a éste se suman los de Santos Yubero, Cristóbal Portillo, Juan Moya, Julio Gómez de Salazar y otros fondos con importante material fotográfico como Galerías Preciados, Nicolás María de Urgoiti, Instituto Cardenal Cisneros, Juan María Martínez de Bourio y Antonio ‘El Bailarín’.
Muller, hijo de una familia acomodada de judíos no practicantes, se ve obligado a trasladarse a París, ante la invasión de Austria por Hitler. Allí, se encuentra con otros históricos de la fotografía y se empapa de las teorías constructivistas de la época y las formas visuales que emanan de la Bauhaus. Son Robert Capa, Brasaï o Kertész, quienes le ayudan a publicar en las revistas esenciales de aquellos años.
En Francia, prosigue con su vocación de retratar a los más desfavorecidos. Los cargadores en los puertos, los pescadores o los marineros tatuados forman una desoladora galería de perdedores. En Portugal, a donde también se ve forzado a huir, su cámara se sigue fijando en la misma temática: mujeres trabajando incansables y hombres sentados al sol, mirando a las nubes o jugando a las cartas. Pero, la policía política portuguesa sospecha de él y lo retiene en la cárcel de Lisboa. En diciembre de 1939, toma un vuelo a Tánger y allí cae fascinado ante la belleza del antiguo Protectorado español: “Me escocían los ojos y las manos y todo mi ser ante lo que estaba viendo”. Lo que vio le dejó huella.
A partir de 1947, gracias a Fernando Vela, secretario de Ortega y Gasset, su vida cambia y se traslada a España, donde se convertiría en el testigo más cualificado de la intelectualidad española de la posguerra. Además de Ortega, Azorín, Pío Baroja, Pancho Cossío, Vicente Aleixandre, Menéndez Pidal, Pérez de Ayala, Aranguren, Marañón o Dionisio Ridruejo posaron para él. Muller pasó a formar parte de las élites intelectuales de aquellos años y no paró de trabajar hasta que, en los ochenta del siglo pasado, se fue a vivir a Andrín, en Asturias, para dedicarse a contemplar la naturaleza que tanto amaba.
Su trabajo, hasta su retirada en 1981, es un testimonio excepcional de su época por su valor y su calidad artística. En 2000, falleció en Asturias a los 86 años.
> Jóvenes de ayer. Una mirada retrospectiva a la juventud española
28 JUNIO 2015. Una mirada retrospectiva a la juventud española de hace varias décadas que nos demuestra que, salvando las distancias, las actividades de ocio y tiempo libre que realizaban los jóvenes no son tan distintas a las de ahora. Las fotografías del Fondo Martín Santos Yubero nos muestran una época muy concreta de la historia de nuestro país y su evolución hacia los años 80 y 90.
Los deportes y actividades de ocio y tiempo libre ocupan un lugar destacado. Los jóvenes abarrotaban las piscinas del Parque Sindical, jugaban al fútbol y al baloncesto, realizaban largas excursiones a pie o en bicicleta y se volvían locos por las motocicletas. Los campamentos también forman parte de los veranos de la juventud española del siglo pasado, al igual que las tardes interminables en la Casa de Campo, donde las pandillas pasaban ratos inolvidables.
Entre los deportes, merecen mención especial los acuáticos, destacando varias instantáneas tomadas en el Pantano de San Juan, donde podemos ver a jóvenes realizando esquí sobre el agua, paseando con su lancha fuera borda o, incluso, al equipo de socorristas reanimando a un adolescente que ha estado a punto de ahogarse.
Encontramos también imágenes de bailes populares en las Vistillas, como el ‘Baile de los novios’, donde se elige a la ‘Novia de Madrid’ y de simpáticos concursos de belleza como el de 'Guapa con gafas'. Y si se trata de ir a la última moda o de lucir palmito, las jóvenes de la capital no dudan en apuntase a las gafas de color o a los pantalones pitillo, incluso cuando se trata de su uniforme de trabajo, como el que exhibe el elenco de empleadas de la gasolinera ‘Castilla’. Y junto a estas imágenes, las de las bañistas de los años 40, que ya se apuntaban a otra moda: la del bronceado.
Mención especial, por su fuerza expresiva, merecen las imágenes de los jóvenes asistiendo a conciertos de los grupos musicales del momento como Los Bravos, el Dúo Dinámico y los Beetles, una versión española del famoso grupo británico. Los auténticos llegaron a España en el verano de 1965, tal y como muestran algunas fotografías que también se exponen y que son testimonio de que el fenómeno de los fans era entonces tan intenso como ahora.
Pero, el verano también es época de exámenes finales y de estudio para los que no consiguieron superar las asignaturas durante el curso. Encontramos instantáneas de las Universidades en las que ya hay una presencia muy importante de la mujer. Chicos y chicas conversando en la puerta de las Facultades o posando en los jardines de la Ciudad Universitaria ante la estatua de ‘Los portadores de la Antorcha’. También, otra divertida imagen de un estudiante poco aplicado que, con cara de resignación, posa junto a un libro abierto con un gorrito hecho de papel de periódico del que sobresalen unas prominentes orejas de burro.
Entrañables y poco habituales son las imágenes de algunas parejas que pasean abrazadas por las calles, exhibiendo, según apunta el propio autor de la instantánea, una actitud “indecorosa”. También, encontramos otras de los famosos guateques, en las que los vinilos y el tocadiscos de maleta conocido como picú (pick up) eran los protagonistas.
> San Isidro, el santo más castizo. Imágenes de la fiesta desde 1932
13 MAYO 2015. Madrid celebra el 15 de mayo la festividad de San Isidro Labrador, el más popular y castizo de sus santos. Todo un despliegue de costumbres y tradiciones que giran en torno a la relación que existe entre San Isidro y el agua. Verbenas, chulapos y goyescos, corridas de toros, comida en la Pradera, conciertos y rosquillas son elementos indispensables de esta celebración.
El Archivo Regional de la Comunidad de Madrid expone estos días una selección de imágenes, fechadas entre 1932 y 1974, pertenecientes a los fondos fotográficos Martín Santos Yubero y Cristóbal Portillo relacionados con esta fiesta. La Pradera de San Isidro es la protagonista de la mayor parte de estas fotografías. En las más antiguas, de 1932, podemos ver puestos y atracciones típicas, como el tiovivo, abarrotados por cientos de madrileños que se acercan para disfrutar del jolgorio festivo y comer las tradicionales rosquillas 'tontas', 'listas', 'francesas' y 'de Santa Clara'. Las imágenes más modernas nos acercan a un concurso infantil de pintura con la imagen de la Ermita del Santo como protagonista.
También, significativas resultan las fotografías relacionadas directamente con la figura del Santo. Entre ellas, las procesiones por las calles de Madrid, las ofrendas de frutos y corderos, misas en la Pradera, o la que muestra el propio cuerpo incorrupto de San Isidro, en una instantánea tomada en 1972, cuya arca se abrió de forma excepcional con ocasión del octavo centenario del su fallecimiento
La fuente de la Ermita del Santo nos ofrece curiosas imágenes entre las que vemos a los madrileños recibir el agua milagrosa de la fuente en un organizado reparto. En otras, observamos la lápida ubicada sobre el caño en la que, junto a versos de Lope de Vega y de Miguel Botello, se lee una inscripción en la que se aseguran las propiedades curativas del agua que mana de ella y algunos de sus milagros. Los más pequeños también disfrutan del agua de la fuente bebiendo de los tradicionales botijos, haciendo alarde de su destreza en el uso del mismo.
La celebración más popular de la fiesta nos trae el grupo de imágenes más variopinto entre las que se encuentran un pregonero a caballo, vestido con indumentaria de época, o a la pregonera de las fiestas de 1971, que en aquella ocasión fue Natalia Figueroa. A sus pies, en la Plaza Mayor, un pasacalles de los tradicionales gigantes y cabezudos nos ofrece otro de los momentos más característicos de esta celebración.
Tampoco faltan los madrileños, ataviados con los trajes de chulapos o vestidos de goyescos. Entre ellos los niños nos ofrecen las imágenes más simpáticas, como los traviesos ‘chisperos’ del barrio de Maravillas. También, los concursos tienen un lugar destacado en la fiesta: concursos de pintura, de carteles y, por supuesto, de chotis, imagen indiscutible de la fiesta. El manolo,'agarrao' a su manola, sin salirse un milímetro de la baldosa.
Y como colofón de todo ello, la fiesta de los toros en la Plaza de las Ventas. Las espadas más aplaudidas del momento se dan cita, año tras año, en la más importante de las ferias taurinas celebradas en la capital. Los tendidos a rebosar y, entre los 'olés' de los miles de madrileños allí congregados, encontramos rostros famosos, nacionales y extranjeros, entre los que destacan unos jóvenes príncipes de Mónaco, en una fotografía tomada en 1959.
>74 años celebrando el libro en Madrid. Las primeras ferias del libro en la capital
23 ABRIL 2015. Nuestra capital es toda una veterana en la celebración de diferentes eventos en torno al libro, como la propia Feria del Libro, que cumple este año su 74 edición en Madrid. Martín Santos Yubero y Cristóbal Portillo, reporteros por excelencia de las calles y plazas de nuestra ciudad, nos ofrecen más de 1.100 instantáneas que recogen diferentes momentos y personajes de esta celebración, desde su primera edición en 1933.
Los niños, observando ensimismados los tebeos y cuentos que han hecho felices a varias generaciones de lectores, son los protagonistas de esta selección en la que aparece el actor infantil Pablito Calvo firmando ejemplares del libro ‘Marcelino pan y vino’, cuya versión cinematográfica protagonizó en 1954.También, curiosas resultan las fotografías realizadas al que puede ser el antecesor del actual Bibliobús y las que nos muestran las primeras ferias de los años 30, que se ubicaron en el Paseo de Recoletos y, poco después, en la Cuesta de Moyano. En especial, llama la atención la fotografía de la inauguración de la feria celebrada en 1934, en la que no cabe un alfiler.
La primera Feria del Libro de Madrid se organizó en 1933 como parte de los actos de la Semana Cervantina, del 23 al 29 de abril. Sobre las primeras casetas, pintadas de diferentes colores, se habían dispuesto altavoces, no sólo para oír el día de la inauguración los discursos de las autoridades, sino también a los escritores del momento que, durante la semana, fueron tomando la palabra ante el micrófono situado frente a la iglesia de San Pascual.
La Feria de 1934 llevó el apellido de “nacional e hispano-americana”. Instalada en el mismo paseo del 6 al 16 de mayo, “de diez de la mañana a doce de la noche”, decía ofrecer “el panorama más completo de la producción editorial en español”.
Se celebraron dos ediciones más, en 1935 y 1936, antes del estallido de la Guerra Civil. La contienda y la primera posguerra abren un paréntesis que se cierra en 1944, cuando las casetas vuelven al Paseo de Recoletos y la Feria es rebautizada como Feria Nacional del Libro.
Desde 1967, la Feria disfruta de su actual ubicación en el Parque del Retiro. Y, en 1982, pasa a denominarse Feria del Libro de Madrid, momento en que su organización es asumida por el Gremio de Libreros de Madrid, en estrecha colaboración con los Gremios de Editores y de Distribuidores, y es, por primera vez, inaugurada por SS. MM. los Reyes. Desde entonces, cada año, un miembro de la Familia Real da por inaugurada la edición con un paseo matinal entre las casetas.
> Tras los pasos de las cofradías. 5.000 testimonios de la Semana Santa madrileña desde 1936
1 ABRIL 2015. El Archivo Regional de la Comunidad de Madrid custodia alrededor de 5.000 imágenes de los Fondos fotográficos Martín Santos Yubero y Cristóbal Portillo con las que se puede conocer cómo era la Semana Santa en Madrid desde 1936 hasta 1986. Son, sin duda, un interesante testimonio y documento gráfico sobre las distintas procesiones que a lo largo de la historia se han realizado por las calles y plazas de Madrid.
En estas imágenes confluyen todos los elementos y personajes de esta celebración en este tiempo de espiritualidad y recogimiento: sus cofrades, los pasos de Semana Santa, las “manolas” y penitentes, los crucificados, los encapuchados, los niños con palma en las procesiones del Domingo de Ramos, así como los puestos callejeros y comercios emblemáticos en estas fechas, que hoy en día ya han desaparecido.
Además de las imágenes de Yubero y Portillo, el Archivo Regional de la Comunidad de Madrid también cuenta con una selección de fotografías inéditas del paso del Cristo de Medinaceli, propiedad de la Archicofradía Primaria de la Real e Ilustre Esclavitud de Nuestro Padre Jesús Nazareno de Medinaceli, que han sido digitalizadas por la Comunidad de Madrid. Las imágenes están realizadas entre 1939 y 1999 y muestran diferentes momentos del paso, así como detalles de la imagen del Cristo –tallada en Sevilla en el siglo XVII–, de la carroza, de la corona de espinas o de sus manos.
Especialmente sobrecogedoras son las de los fieles durante la procesión por las calles de Madrid abarrotadas. Algunos de ellos van descalzos, con sus hijos en brazos, o se encaraman por los edificios y mobiliario urbano para poder ver pasar la imagen del Cristo.
También, particularmente significativas son las que recogen la salida del Cristo de la Basílica de Nuestro Padre Jesús de Medinaceli o las del paso de la procesión, por lugares emblemáticos de la capital, como el Palacio de las Cortes o la Puerta del Sol.
> Escaparates de sueños. Las carteleras de los cines madrileños entre 1936 y 1971
26 FEBRERO 2015. La Academia de las Artes y la Ciencias Cinematográficas de Hollywood ha celebrado su 87ª edición con una nueva gala donde películas, directores, actores y actrices han vuelto a acaparar la atención del mundo. Desde los Archivos de la Comunidad de Madrid, queremos rendir nuestro particular homenaje al Séptimo Arte con las imágenes de las impresionantes carteleras que lucieron los cines madrileños entre los años 30 y 70 del siglo XX. La cámara, siempre atenta, de Cristóbal Portillo tomó estas instantáneas que son un testimonio excepcional de la importancia que el cine ha tenido y tiene para el divertimento y la cultura.
La mayor parte de las carteleras seleccionadas corresponden a películas que fueron nominadas a la estatuilla dorada, logrando algunas de ellas alzarse con el ansiado Óscar (Juana de Arco, La legión invencible, Levando anclas, Los cañones de Navarone y Sabrina). Otras, donde se mezclaban el género histórico y el de aventuras, supusieron grandes éxitos de taquilla, como: Androcles y el León, El temible burlón, Gunga Din, El desterrado de las islas, Simbad el Marino o Salomé.
También, héroes de cómic y personajes de leyenda de todos los tiempos, como Tarzán, ocuparon su espacio en las carteleras madrileñas y, junto a ellos, los más queridos por el público infantil, procedentes de la factoría Disney, como: Bambi, Cenicienta, Alicia en el Pais de las Maravillas o Los tres caballeros, que supuso una gran novedad en las pantallas, pues incorporó actores reales junto a los dibujos animados.
Los cines Palafox, Victoria, Palacio de la Música, Capitol, Coliseum, Callao, Gran Vía, Novedades, Pompeya, Lux, Actualidades…, transformados en escaparates de sueños, en reclamos publicitarios donde la imagen mostraba una historia en sí misma y, junto a eslóganes altisonantes, vibrantes, o sugerentes (“Jamás hubo un hombre como Simbad”, “Mi reino por una mujer”, “Una historia palpitante y deliciosa”), se convierten en el mejor de los trailers para un público que pasea por las avenidas madrileñas y observa ensimismado personajes, lugares e historias muy lejanos.
Carteleras que invadían la práctica totalidad de las fachadas de los cines y, en muchas ocasiones, incluso las aceras, como la que lucía el Palacio de la Música con la proyección de La Cenicienta, que recreaba la enorme escalinata por la que descendía la bella protagonista, en la que perdió su zapato de cristal. La fantasía, en todo su esplendor, de una época que comenzó con pantallas en blanco y negro, que se tornaron pronto en miles de coloridos matices gracias al Technicolor y que ampliaron su presencia con la pantalla panorámica, el Cinemascope e, incluso, el 3D. Todos estos avances como reclamo en las carteleras y, junto a ellos, otra estupenda novedad: el aire acondicionado.
Además de las imágenes de Cristóbal Portillo, también se ha seleccionado un pequeño grupo de Santos Yubero que recoge diversas instantáneas del trabajo que se realizaba en los talleres en los que se dibujaban estas inmensas carteleras. Maestros y jóvenes aprendices derrochando ingenio y talento en el trazo de sus pinceles, plasmando los rostros de las grandes estrellas de Hollywood y recreando escenas inolvidables que, aún hoy, siguen siendo míticas.
> Madrid bajo cero. Imágenes de la capital invadida por la nieve y el hielo
9 ENERO 2015. Las imágenes seleccionadas. pertenecientes al Fondo Martín Santos Yubero, nos enseñan un Madrid gélido, cubierto por la nieve o el hielo o transformado por la niebla en una escena de suspense, propia de un thriller en blanco y negro. Lugares emblemáticos de la capital aparecen retratados por la cámara de Yubero con un aspecto, cuando menos, inquietante. Los leones de La Cibeles se transforman en seres casi terroríficos por efecto de los “chupones” de hielo que caen desde sus barbas. La Plaza de Santa Ana, la Puerta del Sol, Neptuno, los Jerónimos, el Retiro, el Museo del Prado o la Biblioteca Nacional parecen lugares extraídos de una novela de Dostoievski.
Pero, la vida en Madrid no se para y, a pesar de las imágenes de los tranvías atascados por la nieve en la calle Alcalá, una patrulla de operarios de limpieza, con enormes escobones, retira la nieve a duras penas. Los madrileños se abrigan cuanto pueden, incluso con mantas, como algunos que no renuncian a asistir a una corrida de toros en la Plaza de las Ventas. Y si de afición se trata, aún más impactantes resultan las fotografías realizadas a los forofos del Madrid, que parecen ignorar la espesa capa de nieve que les rodea en el Estadio de Chamartín.
Unos pasos más allá, un desfile del Frente de Juventudes toca sus cornetas bajo los enormes copos de una vistosa nevada. En el Manzanares, dos jóvenes veinteañeros, vestidos con el traje de los domingos, deslizan sus zapatos de paseo sobre una capa de hielo lo suficientemente gruesa como para soportar su peso. Otros son más precavidos y, provistos de guantes, gorros y bufanda, amontonan la nieve caída en el Parque del Oeste hasta crear un enorme muñeco de más de dos metros. Junto a ellos, un muchacho, equipado como si estuviera en Navacerrada, intenta deslizarse por la llanura nevada.
La sierra madrileña también es protagonista de estas imágenes de invierno. Encontramos preciosas estampas de San Lorenzo del Escorial y del propio Monasterio. Otras nos muestran los tremendos atascos que formaban los domingueros a la entrada de este municipio. También, curiosas y divertidas, resultan las instantáneas tomadas en el Puerto de Galapagar, donde decenas de vehículos, cargados de excursionistas, quedaban atrapados por la nieve los fines de semana. En una de ellas, un oriundo del lugar adelanta a los vehículos atascados montado en su borrico, al tiempo que los mira de reojo mientras se cubre con un enorme paraguas.
15 DICIEMBRE 2014. Selección de imágenes sobre los juguetes y la Navidad pertenecientes al Fondo fotográfico Martín Santos Yubero que nos muestran exposiciones de juguetería infantil en el Parque del Retiro, escaparates y puestos de juguetes en las calles de Madrid, con sus tragabolas y caballitos de madera; o la alegría de los niños en la mañana de Reyes. Imágenes entrañables de los más pequeños con sus caras pegadas a los escaparates de juguetes de la Gran Vía, las de niñas que acunan amorosas a su primera muñeca y las de otros niños que aparecen felices con un camioncito roto, que intentan recomponer.
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Antonio González Quintana, Subdirector General de Archivos de la Comunidad de Madrid, ha sido entrevistado durante los últimos días por diferentes medios de comunicación, a propósito de esta exposición sobre los juguetes que han marcado una época. Les ofrecemos la realizada el 12 de enero de 2015, por la periodista Sonia Crespo, para el programa Madrid Norte en la Onda de Onda Cero. |
> Cayetana, la duquesa rebelde. El Fondo Martín Santos Yubero cuenta con 2.000 imágenes de esta singular aristócrata
24 NOVIEMBRE 2014. El Fondo fotográfico Martín Santos Yubero, custodiado en el Archivo Regional de la Comunidad de Madrid, cuenta con cerca de 2.000 imágenes de la duquesa de Alba que van desde los años 40 a los 80 del s. XX. En ellas, encontramos a una Cayetana muy joven, con imágenes inéditas, en las que destaca su fuerte personalidad, al margen de convencionalismos sociales, que hizo de ella una figura singular que nunca pasó desapercibida.
Cayetana Fitz – James Stuart y Silva, XVIIIª duquesa de Alba, ha sido la aristócrata española por excelencia. Desde muy joven fue objetivo de la prensa y cada uno de los acontecimientos de su vida ocupó un espacio en las principales portadas nacionales e internacionales. Martín Santos Yubero y su equipo siguieron a Cayetana, la duquesa rebelde, durante más de 40 años que quedan recogidos en interesantes instantáneas que nos muestran nuevas facetas de su especial personalidad.