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Compra, alquiler, renting o leasing. ¿Cuál es su opción?

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Hay determinados productos como vehículos, equipamiento informático o maquinaria que se prestan a distintas fórmulas de adquisición. En este reportaje del Portal del Consumidor le aclaramos cuáles son las diferencias entre la compra, el alquiler, el renting y el leasing.

Hay ocasiones en las que nos planteamos la necesidad de disponer de un determinado producto. En función del tipo de adquisición, del uso que vayamos a darle y del tiempo que lo necesitemos, se nos presentan distintas opciones que debemos saber diferenciar.

 

Renting

El renting es una operación por la que realizamos un pago por el uso temporal de un bien. Su principal diferencia con el alquiler es el tiempo de utilización, ya que puede contemplar el uso puntual del bien durante varios meses hasta un renting de larga duración de hasta cuatro años. El contrato se puede renovar o ampliar en las mismas condiciones, optar por un nuevo bien o devolverlo.

Se trata de un contrato que no transfiere la propiedad del bien, sino que cede el derecho de uso al arrendatario. Por eso, el consumidor se limita a pagar la cuota, sin asumir obligaciones de la propiedad como el pago de impuestos, seguros o gastos de mantenimiento.

 

Leasing

El leasing es otro tipo de contrato que nos permite hacer uso de un activo durante un determinado periodo de tiempo, con la particularidad de poder adquirir el bien a la finalización del contrato. Además, los contratos de leasing siempre son de larga duración, y se sitúan entre los dos y los seis años.

A diferencia del alquiler y del renting, el leasing es una fórmula diseñada para empresas y autónomos, a la que no pueden optar particulares. Las operaciones de leasing las realizan entidades financieras acreditadas para ofrecer este tipo de financiación, mientras los contratos de renting o alquiler pueden realizarse con cualquier empresa privada.

Dado que la posibilidad de la compra está prevista desde el principio, el arrendatario adquiere todas las obligaciones de la propiedad del bien, tales como puedan ser el pago de seguros, impuestos o gastos de mantenimiento.

Alquiler

Una alternativa a la compra, muy habitual en mercados como el de los vehículos, es la del alquiler. Se trata de una operación por la que pagamos una cantidad de dinero para disfrutar de un bien durante un tiempo determinado.

En el caso de los vehículos se suele acudir al alquiler cuando se trata de periodos muy cortos de tiempo, y la cuantía podrá establecerse por días de uso o por kilometraje. También suele conllevar otras particularidades, como el pago de un seguro o la exigencia de devolución con el mismo nivel de combustible con el que se recogió.

El alquiler se diferencia de otras fórmulas en aspectos como el pago de una fianza o la variación del precio según la temporada.

 

Compra

La fórmula más conocida y habitual de adquisición es la de la compra, mediante la cual nos convertimos en propietarios del bien que queremos adquirir a cambio de un desembolso de dinero.

En el caso de vehículos, material informático o maquinaria, debido a las cantidades económicas que exige su adquisición, es habitual que nos encontremos con que la compra se produce bajo la fórmula de la financiación, mediante la cual entregamos una parte del importe de esa compra para ir pagando el resto en distintos plazos.

Esta fórmula, conocida como créditos al consumo, es factible para compras de entre 200 y 75.000 euros y suele comprender el pago de intereses.