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La epilepsia es una de las enfermedades neurológicas más prevalentes entre la población.
Puede afectar a cualquier grupo de edad, siendo más frecuente en la infancia y senectud. La incidencia de la epilepsia en España está en torno a 50 casos nuevos por 100.000 habitantes y año y su prevalencia en 5-10 casos por 1.000 habitantes.
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La ILAE (Liga Internacional Contra la Epilepsia) considera que la epilepsia “es una alteración cerebral caracterizada por la predisposición permanente para generar crisis y por las consecuencias neurobiológicas, cognitivas, psicológicas y sociales derivadas de esta condición“
No debemos hablar de epilepsia si no de síndromes epilépticos, que comprenden un espectro muy amplio de cuadros epilépticos con causas, manifestaciones, tratamiento y pronóstico muy diversos.
La epilepsia es la expresión de una alteración en el funcionamiento neuronal que puede deberse a múltiples causas. Por un lado, puede existir un condicionamiento genético, muy complejo y variado, por otro, diversas lesiones o anomalías de la corteza cerebral, como malformaciones, tumores, traumatismos severos e ictus, que también pueden dar lugar a una epilepsia.
¿Cuáles son los síntomas?
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Tratamiento y Cuidados posteriores
De manera global el 70% de las epilepsias responden bien al tratamiento farmacológico y aproximadamente el 30% son pacientes refractarios a fármacos, que continúan teniendo crisis.
- Un paciente presenta epilepsia refractaria o fármaco resistente cuando no se consigue su control en un período máximo de dos años o cuando no se controla después de haber utilizado al menos tres fármacos anticrisis adecuados. En estos casos se plantean alternativas como la cirugía (válida para algunos tipos de epilepsias focales) y procedimientos paliativos como la implantación de un estimulador del nervio vago (ENV) o la dieta cetogénica.
Disponemos de múltiples fármacos anticrisis. Presentan distintos mecanismos de acción, que se seleccionan en función del tipo de crisis y de epilepsia de un paciente. Además, en su selección se deben tener en cuenta otros factores como la edad, perfil de efectos adversos y otras enfermedades asociadas que puedan presentarse.
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Es la alternativa principal al tratamiento médico en pacientes refractarios con epilepsias focales. Sus resultados son tanto mejores cuanta mayor coincidencia exista entre las manifestaciones clínicas de las crisis y los resultados del EEG y la neuroimagen. En algunos casos es preciso realizar estudios previos con electrodos intracraneales para delimitar mejor la zona responsable de las crisis.
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Es un procedimiento invasivo indicado en epilepsias refractarias no subsidiarias de cirugía o en las que ésta no ha logrado un control de las crisis. Consiste en la implantación subcutánea a nivel subclavicular de un dispositivo de aspecto similar a un marcapasos que, conectado con el nervio vago a nivel cervical, envía estímulos intermitentes al cerebro. Consigue reducir la frecuencia e intensidad de las crisis en más de la mitad de los pacientes.
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Es otra de las alternativas en el manejo de pacientes con epilepsia refractaria. Fundamentalmente se emplea en niños con epilepsias de muy difícil control.
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¿Cómo prevenir?
En pacientes predispuestos a presentar crisis, es fundamental mantener unos hábitos saludables:
- Dormir de manera regular un número suficiente de horas.
- Evitar el consumo de alcohol y otros tóxicos.
- Tomar adecuadamente la medicación.
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Estado actual de la investigación
Existen numerosas líneas de investigación en epilepsia que buscan comprender mejor las causas, los mecanismos subyacentes y desarrollar nuevas estrategias de diagnóstico y tratamiento. La comunidad científica continúa trabajando para ampliar el conocimiento sobre esta enfermedad y mejorar la calidad de vida de las personas afectadas.
Algunas de las áreas de investigación más relevantes en epilepsia son:
- Genética y genómica: Tratan de identificar genes asociados con la epilepsia y comprender cómo las variantes genéticas afectan la función cerebral y predisponen a las convulsiones.
- Neuroimagen: Están en desarrollo nuevas técnicas como la resonancia magnética estructural y funcional, que estudian los cambios anatómicos y funcionales en el cerebro de las personas con epilepsia. Esto ayuda a identificar regiones cerebrales involucradas en la generación de las convulsiones y a comprender las redes neuronales afectadas.
- Desarrollo de modelos animales para investigar los mecanismos subyacentes a las crisis y probar nuevos enfoques terapéuticos.
- Investigación de nuevos fármacos antiepilépticos y terapias innovadoras, como la estimulación cerebral profunda y la terapia génica.