Procedimiento
Para construir dichos puentes es necesario utilizar conductos que posteriormente son “empalmados” (anastomosados) a los vasos sanguíneos. Dichos conductos sólo pueden ser obtenidos del propio paciente y pueden ser, fundamentalmente, una o ambas arterias mamarias (situadas en el interior de la pared torácica, a cada uno de los lados del esternón), las venas safenas internas (situadas en la cara interna de cada una de las piernas) y las arterias radiales (en el antebrazo, desde el codo a la muñeca).
A diferencia del intervencionismo percutáneo que utiliza stents, los bypasses son realizados desde la aorta a zonas sanas de las arterias coronarias. La enfermedad coronaria progresa desde el origen de los vasos hacia su porción distal. De esta forma, mientras que los stents son implantados rompiendo la calcificación que estrecha el vaso, los bypasses coronarios son independientes de las características de la región inicial que causa la enfermedad del vaso.
Aquellos pacientes con enfermedad coronaria extensa como son las tres arterias coronarias (donde la cantidad de stents implantados sería excesivamente alta) o si está involucrado el origen de la arteria coronaria izquierda (donde el fallo del stents podría comportar graves consecuencias), se beneficiarán de la realización de la revascularización quirúrgica.
En la mayoría de los casos, la cirugía coronaria se realiza a través de una esternotomía media completa (sección del esternón por su línea media), siendo otros abordajes menos agresivos (con incisiones más cortas) usados con menos frecuencia. La realización de las anastomosis de los injertos a las arterias coronarias puede realizarse con el corazón latiendo o con el corazón parado, en cuyo caso se debe sustituir su función por la máquina de circulación extracorpórea. La elección de una u otra alternativa técnica tiene sus indicaciones y particularidades específicas. Su equipo quirúrgico elegirá la que a su caso particular más le beneficie.