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Migraña

La cefalea o el dolor de cabeza es uno de los motivos de consulta más habituales.

Si bien la mayoría de casos corresponde con las cefaleas denominadas “primarias”, es importante tener en cuenta los síntomas y signos de alarma que pueden ayudar a identificar las consideradas como cefaleas “secundarias”, es decir, aquellas que son consecuencia o síntoma de otro proceso o enfermedad. En este sentido, en ocasiones la cefalea puede constituir el síntoma de presentación de una patología potencialmente grave y tratable, o bien constituir el síntoma principal de otra enfermedad.

  • De forma global, alrededor del 30-40% de todas las cefaleas que se presentan de forma ambulatoria en las consultas médicas se pueden englobar dentro de la categoría de cefaleas secundarias, la mayoría de ellas asociadas a patologías comunes como la hipertensión arterial, el síndrome febril o la sinusitis. Hay que señalar que tan solo un 5% de estas cefaleas son debidas a un proceso neurológico.

     

    Las cefaleas primarias alcanzan hasta el 70% de todas las consultas realizadas por este motivo.

    Hasta el 90% de ellas encajan en tres grandes subtipos: la migraña, la cefalea tensional y la cefalea en racimos. 

  • Sin embargo, existen muchos otros tipos de cefaleas primarias, tales como la cefalea numular, otras cefaleas trigémino autonómicas como el SUNCT, el SUNA y la hemicránea; las neuralgias craneales, como la neuralgia del trigémino, etc.

    Si bien se considera que la cefalea tensional episódica es globalmente el tipo de cefalea más común en la población general, es la migraña la cefalea que más se diagnostica en el ámbito médico, tanto en consultas de atención primaria como en consultas especializadas. Por su prevalencia, disponibilidad de tratamientos, investigación, repercusión funcional y social, es también la migraña el subtipo de cefalea que más atención recibe dentro del grupo de las cefaleas primarias.

    Se calcula que hasta el 15% de la población a nivel global en todo el mundo padece migraña, normalmente en su forma episódica (es decir, con una frecuencia de ataques de menos de 15 días al mes); mientras que hasta el 85% de la población puede padecer algún episodio de cefalea tensional durante el periodo de un año. Por lo tanto, dada su extraordinaria incidencia, la cefalea tiene un gran impacto sociosanitario, fundamentalmente en relación con los casos de migraña, dadas las características e intensidad de esta cefalea. Normalmente, los pacientes que padecen cefalea tensional suelen consultar menos, tienen menos días de absentismo laboral y una menor repercusión social y funcional de la cefalea.

¿Cuáles son los síntomas?

  • imagen prediseñada de un rostro con una franaja naranja en la frente y detrás otros rostro con franjas naranjas que salen de la zona entre ojos hacia fuera de manera radial

    Cefalea tensional

    • Dolor de localización bilateral u holocraneal.
    • Características opresivas (no pulsátiles)
    • Leve o moderada intensidad
    • El dolor no empeora con la actividad física habitual.
    • No asocia nauseas ni vómitos habitualmente.
    • No asocia foto ni sonofobia de forma significativa o conjunta.
    • La duración de la cefalea suele ser de unas horas y frecuentemente empeora a lo largo del día.
  • rostro prediseñado con la parte derecha cruzada por una franja naranja

    Migraña

    • La localización de la cefalea suele ser hemicraneal/unilateral.
    • Dolor de características pulsátiles.
    • Moderada o severa intensidad.
    • Empeora con la actividad física habitual.
    • Asocia nauseas y vómitos.
    • También suele presentarse con foto y sonofobia, frecuentemente de forma conjunta.
    • La duración de los episodios se sitúa entre las 4 y las 72h.
  • rostro prediseñado con una mancha naranja que rodea el ojo derecho

    Cefalea en racimos

    Se produce en forma de ataques de gran intensidad, con dolor localizado a nivel orbitario, supraorbitario y/o en región temporal. La duración de los episodios es de entre 15 y 180 min. habitualmente. Debe asociar al menos uno de los siguientes síntomas o signos con los episodios:

    • Inyección conjuntival o lagrimeo.
    • Congestión nasal o rinorrea.
    • Edema palpebral.
    • Sudoración facial o en la frente.
    • Miosis (contracción pupilar) o ptosis (caída) palpebral.
    • Sensación de inquietud o agitación.
    • La frecuencia de estos episodios varía entre 1 y 8 al día.
  • Los síntomas y signos de alarma que pueden sugerir la presencia de una cefalea secundaria son los siguientes:

    • Coexistencia de síntomas sistémicos, incluido fiebre.
    • Historia previa de neoplasia.
    • Déficit neurológico y/o alteración del nivel de consciencia.
    • Inicio brusco o gran intensidad en pocos segundos.
    • Inicio de la cefalea a partir de los 50 años.
    • Inicio reciente o cambios en las características habituales del dolor.
    • Cefalea que se desencadena con determinadas posturas o es dependiente de la postura.
    • Cefalea que se provoca con la tos, el ejercicio o el estornudo.
    • Edema de papila.
    • Empeoramiento progresivo o síntomas atípicos.
    • Inicio en el embarazo o el puerperio.
    • Dolor ocular con síntomas disautonómicos.
    • Inicio de la cefalea tras un traumatismo.
    • Enfermedades concomitantes del sistema inmune o tratamiento inmunodepresor.
    • Uso excesivo de analgésicos.

¿Cómo prevenir?

  • diagnóstico (prueba)

     

    • Lo más importante en el caso de la cefalea es realizar un correcto y temprano diagnóstico, de cara a iniciar el mejor tratamiento posible e intentar evitar la cronificación de las cefaleas primarias.
    • También es importante evitar los factores asociados o precipitantes de las crisis de cefalea, tales como ciertos alimentos, cambios en las rutinas del sueño, etc...
    • Es fundamental evitar también el sobreuso de analgésicos en la medida de lo posible, ya que es un factor que se ha asociado con una mayor probabilidad de cronificación de la cefalea, así como con un peor pronóstico y mayores efectos adversos de los tratamientos.

     

    Las medidas no farmacológicas como la higiene del sueño, la disminución de la carga de estrés, la actividad física, las técnicas de relajación o el tratamiento psicológico también pueden ayudar en el control de ciertos tipos de cefalea, y pueden ayudar en la prevención de una mala evolución clínica.

  • Estado actual de la investigación

    Las principales líneas de investigación en cefalea se desarrollan fundamentalmente en el campo de la migraña. En este sentido, están dirigidas tanto al estudio de la fisiopatología (mecanismos de producción de la cefalea, sensibilización central y periférica, biomarcadores…), como al desarrollo de nuevos tratamientos.

    Hay varios ensayos clínicos dirigidos al empleo de toxina botulínica en cefaleas primarias no migrañosas; así como para el desarrollo de nuevos anti-CGR, tanto para el tratamiento preventivo y agudo de la migraña, como de otras cefaleas primarias no migrañosas.

    Finalmente, también hay varias líneas abiertas de investigación en el ámbito de la neuroestimulación y las técnicas quirúrgicas en varios tipos de cefaleas primarias.