¿Cuáles son los síntomas?
El curso clínico en la Esclerosis Múltiple es muy variable entre unos pacientes y otros, de hecho lo puede ser en un mismo paciente en diferentes periodos de tiempo.
En líneas generales, la Esclerosis Múltiple Remitente Recurrente (que es la más frecuente) se caracteriza por episodios agudos o subagudos de focalidad neurológica, que conocemos como brotes o recidivas combinados con otros periodos en los que el paciente está asintomático. También existen pacientes con formas progresivas de la enfermedad en los que un síntoma (generalmente motor) va empeorando de forma lentamente progresiva a lo largo del tiempo.
- Los brotes más frecuentes producen los siguientes síntomas: afectación visual (disminución aguda o subaguda de la agudeza visual en un ojo o visión doble); síntomas sensitivos (disminución de la sensibilidad u hormigueo en alguna zona del cuerpo); síntomas motores (pérdida de fuerza en alguna parte del cuerpo) y afectación del equilibrio y/o la coordinación. La astenia es un síntoma muy frecuente y en algunos casos muy discapacitante en muchos pacientes. Así mismo cada vez se estudia mejor y se da más valor a los síntomas cognitivos, que generalmente se dan en casos avanzados de la enfermedad.
-
¿Cómo prevenir?
En realidad los tratamientos que se utilizan en el manejo crónico de la Esclerosis Múltiple tienen un carácter preventivo, ya que con ellos procuramos disminuir notablemente la probabilidad de que el paciente tenga nuevas recaídas.
Por otro lado es bien conocido en el momento actual que hay determinados factores sobre los que se puede actuar de modo preventivo para procurar que la evolución de la enfermedad sea lo más favorable posible, como: mantener unos niveles adecuados de vitamina D, evitar el consumo de tabaco o evitar la obesidad (dieta saludable, deporte…).
-
Estado actual de la investigación
Las enfermedades desmielinizantes y especialmente la Esclerosis Múltiple son probablemente las enfermedades neurológicas en las que más avances terapéuticos se han producido en los últimos años.
Hace 40 años no existían tratamientos específicos para esta enfermedad, sin embargo en los últimos 25 años se ha conseguido disponer de un amplísimo arsenal terapéutico para poder realizar una medicina muy personalizada.
Hay en marcha numerosos ensayos clínicos para investigar nuevas moléculas que consigan no solo evitar inflamación y desmielinización sino conseguir un efecto remielinizador y neuroprotector.
Además de investigación en el campo terapéutico continúa realizándose una labor de investigación muy importante para conocer más y mejor los mecanismos de la enfermedad, su etiología y sus factores pronósticos que nos permita tratar de un modo aún más personalizado a cada paciente.
Esta labor de investigación ya ha conseguido cambiar la historia natural de la enfermedad y el objetivo es continuar cambiándola para hacerla cada vez menos discapacitante.
