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¿Qué es el párkinson?

La enfermedad de Parkinson es una enfermedad neurodegenerativa crónica.

El párkinson se produce por degeneración y muerte de neuronas, en concreto y principalmente de las situadas en la sustancia negra del cerebro. Estas neuronas producen dopamina y como consecuencia de su degeneración se produce un déficit de dopamina cerebral.

Es una enfermedad progresiva y con el paso del tiempo se afectan también neuronas de otras partes del cerebro con alteraciones de otros neurotransmisores como la acetilcolina, la noradrenalina y la serotonina. 

Es una enfermedad fundamentalmente esporádica, sólo el 10% tienen una causa genética. Tiene una prevalencia en los estudios epidemiológicos de 1,5% (1.500/100.000 habitantes) en mayores de 60 años.

 

Es la segunda enfermedad neurodegenerativa más frecuente detrás de la enfermedad de Alzheimer.

¿Cuáles son los síntomas?

  • Los síntoma principales con los que se diagnostica la enfermedad son de tipo motor:

    • Temblor de reposo.
    • Rigidez en rueda dentada.
    • Hipocinesia (lentitud de movimientos).

    Es habitual que estos síntomas comiencen de forma asimétrica en sólo un lado del cuerpo. Con el paso del tiempo aparecen también en el otro lado y se añaden además:

    • Trastornos de la estabilidad con caídas frecuentes.
    • Trastornos de la marcha que se hace lenta y a pasos cortos.
    • Estreñimiento.
    • Pérdida de olfato.
    • Depresión.
    • Demencia.
    • Alucinaciones.
    • Trastornos del sueño.
    • Dolor.
    • Alteraciones urinarias.
    • Ortostatismo.
    • Pérdida del control de impulsos (ludopatía, compras compulsivas...).

    El estreñimiento, la pérdida de olfato y la depresión pueden presentarse incluso antes que los primeros síntomas motores y, en consecuencia, antes de poder diagnosticar la enfermedad. El resto aparecen después de los síntoma motores, según la enfermedad va progresando.  

  • imagen prediseñada de un cerebro en color rosado sobre fondo azul y la leyenda en la parte superior Día Mundial del párkinson y una viñeta sobre el cerebro con la fecha 11 de abril

    ¿Cómo prevenir?

    La causa de la enfermedad es desconocida por lo que no podemos tomar medidas para prevenirla. Solo un pequeño porcentaje de casos son familiares y, en estos casos, como prevención, es recomendable el consejo genético.

Estado actual de la investigación

  • Pretenden descubrir maneras de identificar las personas que están en riesgo de desarrollar la enfermedad. Su conocimiento mejorará y anticipará el diagnóstico y, en consecuencia, acelerará el desarrollo de nuevas terapias. Los dos biomarcadores más prometedores son los neurofilamentos de  cadena ligera  y la alfa sinucleína. 

  • Son estudios que se llevan a cabo primero en laboratorio, luego en animales y finalmente en humanos que pretenden descubrir fármacos con efecto protector sobre las neuronas dopaminérgicas y evitar así su degeneración. 

  • Este tratamiento que ha demostrado una clara utilidad en los casos de enfermedad de Parkinson avanzada todavía mantiene líneas de investigación para encontrar dianas y técnicas de registro y estimulación todavía más eficaces en el control de los síntomas motores.  

  • Intentan descubrir posibles factores de riesgo ambientales (productos tóxicos fundamentalmente) que aumentan la susceptibilidad a desarrollar la enfermedad de Parkinson para, una vez detectados, protegerse de ellos o conseguir su eliminación.    

  • Estos estudios examinan genes y sus productos implicados en la enfermedad de Parkinson hereditaria para entender los mecanismos moleculares que llevan a la neurodegeneración. También llevan a cabo análisis de múltiples datos del genoma de enfermos de Parkinson en todo el mundo en un intento de comprender aquellos factores genéticos que puedan ser factores de riesgo de la enfermedad.

  • Estudian la inocuidad, tolerabilidad y los posibles efectos clínicos de la entrega de genes productores de factores neurotróficos que pueden proteger las células nerviosas productoras de dopamina.

  • Mediante esta técnica se pretende abrir la barrera hematoencefálica en regiones de interés del sistema nervioso central y facilitar así el paso de fármacos a esas zonas que, de otra forma, no podrían atravesar dicha barrera.