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¿Qué es un ictus?

El accidente cerebrovascular o ictus es una urgencia médica, a la que hay que dar respuesta inmediata. Cada minuto que pasa mueren dos millones de neuronas.

  • Primera causa de muerte en las mujeres.
  • Segunda causa de mortalidad especifica en general.
  • Primera causa de discapacidad adquirida en el adulto.
  • Segunda causa de demencia.

El término ictus hace referencia a cualquier trastorno de la circulación cerebral, generalmente de comienzo brusco, que altera la función de una determinada región del cerebro.

    • ¿Cómo se produce?

      El ictus puede producirse tanto por una disminución importante del flujo sanguíneo que recibe una parte del cerebro como por la rotura de un vaso cerebral. En el primer caso hablamos de ictus isquémicos, son los más frecuentes (85%) y en el segundo caso nos referimos a ictus hemorrágicos, son menos frecuentes (15%), pero su mortalidad es mayor.

      Los ictus isquémicos son causados por la obstrucción de una arteria cerebral, lo que impide que la sangre alcance una determinada zona del cerebro. La falta de oxígeno y de nutrientes produce una isquemia cerebral, y si ésta se prolonga ocurre el infarto cerebral. Cuando la isquemia cerebral no llega a producir un infarto en el cerebro hablamos de ataque isquémico transitorio (AIT).

      Se define el infarto cerebral como una disfunción focal por una falta de aporte sanguíneo mantenida, dejando una lesión isquémica en las pruebas de imagen (TAC o Resonancia cerebral).

      La rapidez de actuación en las primeras horas es fundamental para restablecer el aporte de sangre al cerebro y así aumentar las posibilidades de una mayor recuperación y una menor carga de invalidez o muerte. De ahí la importancia de reconocer los síntomas.

    • Lo principal es saber que los síntomas ocurren de una forma BRUSCA.

      Los síntomas que consideramos “de alarma” son:

      • Pérdida de fuerza y/o de sensibilidad en un lado del cuerpo afectando a cara, brazo y/o pierna: observaríamos que la persona tiene media cara torcida, no es capaz de sostener un objeto con una mano o incapaz de mover la pierna.
      • Dificultad o imposibilidad para hablar y/o entender: la persona emite un lenguaje ininteligible, utiliza palabras que no encajen en el contexto o no comprende lo que se le dice.
      • Inestabilidad, desequilibrio, descoordinación y/o incapacidad para caminar de forma adecuada.
      • Pérdida total o parcial de la visión en uno o en ambos ojos.
      • Dolor de cabeza muy intenso, de inicio brusco y distinto a los dolores habituales

    La prevención disminuye el riesgo

    • En la actualidad están bien identificados los factores de riesgo más importantes para el ictus. Algunos de ellos, por su naturaleza, no pueden modificarse:

      1. Edad (el riesgo de padecer un ictus crece de forma importante a partir de los 60 años).
      2. El sexo (en general, hasta edades avanzadas, el ictus se da más entre los hombres que entre las mujeres, aunque la mortalidad es mayor en estas últimas).
      3. Además de la historia familiar de ictus, haber sufrido un ictus con anterioridad.

       

      Otros factores de riesgo importantes como son la hipertensión arterial, enfermedades cardíacas, tabaco, diabetes mellitus, hipercolesterolemia,  sí se pueden modificar con los cambios de hábitos de vida y con tratamiento farmacológico.

       

      • Ataque isquémico transitorio o «amago» de ictus: El paciente sufre transitoriamente los síntomas con los que cursa un ictus establecido, pero desaparecen sin dejar secuelas en menos de una hora, y sin producir infarto cerebral. Hasta un tercio de los pacientes que lo han sufrido presentarán un ictus establecido en el año siguiente si no se toman las medidas adecuadas.

      La prevención debe hacerse a cualquier edad, pero sobre todo a partir de los 45 años. 

      • ilustración de un cerebro azul grisáceo con una especie de diana color rojo en el frontal superior y debajo la leyenda ictus prevención

         

         

        Consejos para prevenir un ictus

        1. Conocer los niveles de colesterol y la hipertensión.
        2. Hacer ejercicio gradualmente.
        3. Controlar el azúcar.
        4. Dejar el tabaco.
        5. Ejercitar la memoria.
        6. Conocer las señales de alarma.
        7. Mantener un peso saludable.
        8. Reducir el estrés.

      Tratamiento

      3. Medidas específicas ante las hemorragias cerebrales
        • Si es posible se tratará la causa: si es un problema de la coagulación se revertirá el problema hasta conseguir una coagulación de la sangre normal.

        • En ocasiones requerirá tratamiento quirúrgico: un drenaje quirúrgico para evacuar el hematoma.
        • Si se debe a una malformación vascular (a un aneurisma o a una malformación arterio-venosa) se tratarán para excluirlas de la circulación, para evitar que pueda romperse o pueda resangrar. El tratamiento se realizará mediante una intervención quirúrgica o con técnicas endovasculares.
        • En determinados casos, en aquellos en los que se produce una dilatación de los ventrículos (hidrocefalia), será necesario un drenaje ventricular para disminuir la presión a nivel intracraneal.

         

      Secuelas

        • Las posibilidades de recuperación dependen de múltiples factores, por lo que es muy importante un enfoque temprano, tanto por el neurólogo como por el médico rehabilitador, que diseñarán un programa de cuidados y tratamientos con el fin de minimizar el impacto de esta enfermedad.
        • En líneas generales, la mayor parte de la recuperación neurológica se logra en los tres primeros meses en los casos de infarto cerebral. Posteriormente la mejoría es mucho más lenta hasta ir estabilizándose, pero se puede prolongar hasta el sexto mes de evolución o incluso más allá. En la hemorragia, la recuperación puede ser más lenta al principio y puede tardar incluso semanas en comenzar. Por ello, hasta el primer mes de evolución no puede establecerse con seguridad el pronóstico de recuperación de estos pacientes.
        • El médico rehabilitador valora, ya en el ingreso, las necesidades de recuperación funcional del paciente, Perseguirá, en lo posible, la máxima independencia del paciente.
        • El equipo de rehabilitación está formado además por fisioterapeutas, logoterapeutas, terapeutas ocupacionales, enfermeros y personal auxiliar.
        • En muchos casos es también necesaria la valoración y tratamiento por psiquiatría y neuropsicología. En casos de problemas para la deglución puede ser necesaria además la participación de unidades de disfagia y nutricionistas.
        • Los trabajadores sociales del centro, en comunicación con los servicios sociales del área del paciente, valorarán además cada caso en concreto con el fin de optimizar los recursos disponibles.
      • Según la gravedad de las secuelas, la continuación del tratamiento podrá llevarse a cabo:

        • En el domicilio, siendo el equipo de rehabilitación, habitualmente el fisioterapeuta, quien se traslada. 

        • Tratamiento ambulatorio, siendo el paciente quien se traslada desde su domicilio al centro hospitalario o de rehabilitación. 

        • Tratamiento en régimen de ingreso en hospitales específicos de rehabilitación. 

        • Centros de larga estancia en el caso de pacientes con alto grado de dependencia y que precisen además de cuidados médicos y de enfermería.
      • Estado Actual de la Investigación  

        El Hospital Doce de Octubre pertenece a la red nacional de Enfermedades Cerebrovasculares Ricors-Ictus formada por grupos de investigación en las que están representadas todas las comunidades Autónomas.

        El objetivo general es el de «mejorar el pronóstico de los pacientes con ictus» mediante la investigación en:

         

        Biomarcadores

        Identificar nuevos biomarcadores diagnósticos y de pronóstico en el ictus, tanto sanguíneos ((genéticos, proteínas, exosomas, miRNAs, etc.) como de imagen.

         

        Tratamiento en fase aguda 

        En relación con la atención en fase aguda, los objetivos centrados en el ictus isquémico incluyen:

        • La mejora de la selección y el acceso a los servicios sanitarios óptimos para proporcionar un tratamiento adecuado.
        • El estudio de los factores clínicos, radiológicos y biológicos relacionados con la respuesta al tratamiento de reperfusión, ya sea al inicio o durante el tratamiento endovascular.
        • El desarrollo de sistemas automatizados de procesamiento de imágenes y herramientas de predicción del pronóstico clínico.
        • El desarrollo de nuevas modalidades y vías de administración de fármacos trombolíticos.
        • El estudio de los mecanismos implicados en la aparición de complicaciones médicas en los pacientes con ictus.

        En el ictus hemorrágico, los objetivos se basan en:

        • El desarrollo y validación de herramientas de predicción del pronóstico clínico.
        • El estudio de los factores asociados a determinados tipos de hemorragia, como los asociados a la anticoagulación o a la hemorragia subaracnoidea.
        • El papel de la hipertensión en el desenlace tras la hemorragia intracraneal.
        • El estudio de los mecanismos asociados al daño secundario tras la hemorragia. 

        Cerebroprotección

        Investigar nuevos tratamientos y estrategias destinados a proteger la lesión cerebral y mejorar el resultado de los pacientes con ictus. Explorar mecanismos para aumentar la penumbra isquémica y ampliar la ventana terapéutica y analizar los marcadores de protección para evaluar la eficacia de los tratamientos.

         

        Reparación cerebral y recuperación funcional

        investigar los mecanismos para mejorar la recuperación funcional de los pacientes, identificando posibles marcadores de reparación y el desarrollo de estrategias terapéuticas dirigidas a potenciar la plasticidad cerebral, como uno de los mecanismos más importantes implicados en la recuperación de los pacientes. Por otro lado, en lo que respecta a la recuperación funcional estudiar las diferentes formas de estimular la recuperación sensomotora y la caracterización y opciones terapéuticas en el deterioro cognitivo post-ictus, que representa una de las secuelas más incapacitantes del ictus.

         

        Prevención secundaria

        Mejorar la identificación de los pacientes con mayor riesgo de recurrencia de ictus, de forma que se pueda individualizar el perfil de riesgo de recurrencia para establecer la estrategia preventiva más eficaz para cada paciente.