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Mi paquete de patatas fritas viene ahora más vacío. ¿Qué es la reduflación?

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Es probable que usted se haya encontrado con que alguno de los productos que compra habitualmente mantiene los precios de siempre, pero, contiene menor cantidad de la habitual. Si usted se ha encontrado con esta situación, sepa que se trata de una práctica conocida como reduflación y que hay que aprender a identificar. En el siguiente reportaje le enseñamos en qué consiste y cómo combatirla.

La reduflación es una práctica consistente en que una marca ajuste a la baja la cantidad del producto que vende por paquete, a pesar de mantener los precios.

Algunas personas consumidoras han expresado su malestar por esta situación, cuando han percibido que la bolsa de patatas fritas que compra habitualmente viene más vacía o cuando su helado preferido parece más pequeño de lo habitual. Todo ello, a pesar de que el precio no ha variado.

El término reduflación nace en el mundo anglosajón a raíz de la crisis económica de 2008, donde fue bautizado como shrinkflation, que traducido viene a ser una conjugación de las palabras reducción e inflación.

Este fenómeno se ha detectado en algunos productos envasados, sobre todo en aperitivos, frituras, cereales, aceites, productos de limpieza o refrescos.

El hecho de que pueda suponer una subida de precios encubierta o trasladar a la persona consumidora una sensación de fraude ha puesto sobre la mesa el debate en torno a una práctica sobre la que no existe actualmente ninguna legislación.

Cómo evitarlo

Sepa que las empresas tienen libertad para establecer los precios de sus productos, por lo que un precio elevado no tiene por qué suponer una infracción. Los precios de venta de los artículos se pueden establecer libremente y ofertarse de acuerdo a lo dispuesto en la legislación de defensa de la libre y leal competencia.

No obstante, el Real Decreto 3423/2000, de 15 de diciembre, sobre indicación de precios, señala que todos los productos puestos a la venta deben llevar una indicación del precio de venta y, en su caso, del precio por unidad de medida.

Todos sabemos identificar el precio de venta, pero para conocer el precio por unidad de medida deberá comprobar en las etiquetas, normalmente en el lineal de la estantería donde está expuesto, y fijarse en la letra pequeña que está por debajo del precio y que nos indica cual sería el precio de un litro, un kilo o la unidad del producto que se trate. De esta forma si estamos comprando 750 mililitros de aceite nos tendrán qué indicar cuál sería el precio de un litro de ese producto; para el caso de los detergentes de lavadora, deben indicarnos el precio por cada lavado y para el caso de una bolsa de patatas fritas deben indicar el precio que tendría un kilo.

De esta manera al comparar el precio por unidad de medida en distintas marcas, podremos comparar precios entre productos de un mismo tipo.

Ante la ausencia de una legislación más específica sobre la práctica de la reduflación, las personas consumidoras podrán ejercer una posición activa: primero tomando una conciencia más directa del peso del producto que consumen, y segundo comprobando cuál sería el precio por unidad de medida del producto, así podrá compararlo con otros similares.

Por lo tanto, de producirse un mantenimiento del precio de venta y del precio por unidad de medida, pese a la reducción de la cantidad, usted se encuentra frente a un caso de reduflación. No olvide comparar el precio con otros productos del mismo tipo y valore si le sigue mereciendo la pena adquirirlo.

La legislación no establece actualmente infracción al respecto. Usted podrá interponer una reclamación en el caso de que el establecimiento no exponga el precio de venta; el precio por unidad de medida de forma visible y fácilmente identificable; o que el precio por unidad de medida no se haya calculado correctamente.

Para ello, podrá acudir a la Oficina Municipal de Información al Consumidor más cercana, a la Dirección General de Comercio, Consumo y Servicios de la Comunidad de Madrid o presentar una reclamación por internet.