Yacimiento arqueológico de La Magdalena
Yacimiento arqueológico de amplia cronología en Alcalá de Henares
Yacimiento arqueológico La Magdalena
En el yacimiento podemos distinguir varios sectores con características propias:
Magdalena - I
Ubicado en el cuadrante este del área arqueológica. Aquí se encuentra la necrópolis Calcolítica - Campaniforme (III milenio antes de Cristo). Cuenta con un total de doce conjuntos relacionados con el ámbito funerario: nueve tumbas y tres depósitos votivos. Cuatro de las tumbas corresponden a enterramientos individuales en fosa simple con una cobertera de cantos, siendo su elemento más significativo la carencia de elementos de ajuar. Las cinco tumbas restantes están relacionadas con un túmulo de pequeñas dimensiones, un hipogeo y tres covachas a las que se asocian los citados depósitos votivos.
Cabe destacar la diferencia entre las estructuras más complejas (túmulo, hipogeo y covacha) junto a los tres depósitos votivos, todos ellos con presencia de ajuar, con los enterramientos en fosa simple con cubierta de cantos de cuarcita, que en ningún caso presentan ajuar.
Los ajuares están compuestos por cerámicas, objetos metálicos e industria lítica, siendo la cerámica el material más abundante y mejor documentado dentro del complejo funerario. Dentro de las cerámicas, todas ellas a mano, hay que diferenciar entre las lisas aparecidas en el falso hipogeo y las covachas y las cerámicas de estilo Ciempozuelos de los depósitos votivos que presentan una decoración realizada mediante impresión e incisión y las morfologías típicas de cuenco, vaso y cazuela.
Los materiales metálicos se restringen a dos elementos, un punzón o lezna que apareció en una de las covachas junto a un recipiente cerámico y un botón de marfil y a una punta Palmela encontrada en la base de la estructura tumular relacionada con un vaso y dos cazuelas de cerámica campaniforme y una lámina de sílex.
Magdalena - II
En el primer tercio del siglo I de nuestra Era, concretamente en época Julio-Claudia, se produce una nueva ocupación del terreno con la creación de un centro alfarero que contaba con tres hornos de doble cámara y distintas medidas y orientación. De este momento también es el pequeño castellvm aqvae (depósito de agua) y tres pozos. Uno de ellos presenta en sus rellenos abundante material cerámico de cronología altoimperial. Hay que sumar a este conjunto diversos silos y/o basureros y un área de extracción de tierras.
Enmarcando esta área se localizó un gran foso de agua, de 368 metros de longitud por 4 de anchura. En su relleno aparecieron gran cantidad de materiales entre los que destacan los vasos de cerámica común y de terra sigillata, agujas de hueso, fíbulas de bronce, algunas piezas de hierro y diversas piezas de vidrio.
Con los inicios de la época Flavia comienza la transformación del terreno con la construcción de un conjunto de almacenes, paralelamente a la caída en desuso de los hornos. Hay restos de seis edificios, uno de gran extensión y planta basilical, posiblemente de carácter público, distribuidos en torno a una plaza central. Cerrando el conjunto se localiza un grupo de hasta trece grandes dolia (tinajas) semienterradas y una estructura hidráulica rectangular de opus caementicium (hormigón romano) que fue reutilizada en época visigoda como silo. El final de esta fase se sitúa a finales del siglo II después de Cristo. Sobre parte de los restos romanos ya amortizados se instaló en torno a los siglos VII y VIII una necrópolis visigoda.
Magdalena - III y IV: Las necrópolis romanas
En el sector sureste del yacimiento, sobre el espacio ocupado por un área industrial y de servicios de época romana altoimperial, se asentó posteriormente una necrópolis cuyo origen se sitúa en la segunda mitad del siglo III después de Cristo. En esta necrópolis bajoimperial, de una extensión aproximada de 2.000 m², se localizaron los restos de un total de 153 individuos, todos ellos inhumados en fosas simples, excepto en dos casos que eran dobles. La mayor parte de las fosas son de forma rectangular, aunque hay alguna en forma de bañera. Se localizaron además algunos enterramientos en ímbrices (tejas) y dos sarcófagos. En algunas fosas se recogieron restos de madera y clavos, lo que indica la presencia de ataúdes. Posiblemente utilizarían sudarios para envolver el cuerpo.
Casi la mitad de los enterramientos contenía ajuar. Normalmente son vasos y platos de cerámica y de vidrio, que se colocaban junto al cadáver. A destacar la presencia de tres lucernas y diversos objetos de adorno personal de hueso como agujas de coser, acus crinalis (agujas para el pelo) y anillos, pendientes de bronce y algunas cuentas de collar de pasta vítrea. También se han recuperado diversas piezas de calzado (caligae). De hierro se recuperaron una hoz, con restos del enmangue de madera, dos lanzas, varios regatones y un posible punzón.
Hay que mencionar por último un pequeño conjunto de material numismático compuesto por doce piezas en diverso estado de conservación, destacando una moneda de Constante localizada en la boca de un individuo, dos de Constantino el Grande y dos de Claudio II el Gótico.
En el entorno de esta necrópolis y ocupando unos 2.500 m² se localizó otra de época tardorromana compuesta por 14 tumbas. Las orientaciones de estas varían respecto a la fase anterior. En su mayoría eran fosas rectangulares aunque hay tres casos que tienen forma de bañera y otra trapezoidal. Hay también una tumba de un neonato bajo ímbrices (tejas).
Las dos únicas tumbas que conservaban alguna señalización exterior eran dos inhumaciones dobles que tanto en la cabecera como en los pies presentaban losas que superaban el nivel de cubrición. Este elemento, junto con la utilización de losas de arenisca para la construcción de paredes y cubiertas de las estructuras, son las características más singulares de este momento. La inexistencia de clavos, junto con la casi total ausencia de ajuares, marca una diferencia con las tumbas bajoimperiales. Tan sólo cabe señalar el ajuar de un enterramiento, seguramente infantil, en el que aparecieron una jarra, una botella y una ollita de cerámica gris.
Aparte de las estructuras estrictamente funerarias fueron localizadas ocho bases de dolia que tanto por su ubicación espacial como por la forma en la que estaban colocadas, hacen pensar que fueron reutilizadas en algún ritual funerario.
Galería de imágenes
Actuación arqueológica
Entre los años 2008 y 2017 se han realizado excavaciones arqueológicas en la parcela número 11796 del polígono “El Encín” de Alcalá de Henares, donde se ha detectado la existencia de un yacimiento denominado genéricamente “La Magdalena”, que se extiende por una superficie de casi 50.000 m².
Los trabajos han supuesto la documentación de varias ocupaciones cuya fase más antigua, una necrópolis Calcolítica-Campaniforme, tiene una antigüedad de unos 4.000 años. Posteriormente se implantó un amplio complejo industrial y de almacenamiento de época romana altoimperial, una necrópolis bajoimperial y tardorromana, una zona de servicio hispano-romana con uso también en época visigoda y, finalmente, una ocupación de época moderna y contemporánea.