La necrópolis de Loranca
Pervivencia de rituales paganos en ambientes funerarios visigodos
La Necrópolis de Loranca
El yacimiento de Loranca presenta una ocupación ininterrumpida desde el siglo I después de Cristo hasta inicios del siglo VII. Entre los vestigios documentados destaca la localización y excavación de dos necrópolis distantes entre sí unos 200 m, ambas de características similares y cronología entre finales del siglo IV e inicios del VII después de Cristo.
La necrópolis A se localiza sobre una suave ladera, al norte del Camino del Bañuelo. Tiene una superficie de 2.144 m² y en ella se han localizado 206 sepulturas de inhumación con un total de 217 individuos.
La necrópolis B se localiza a unos 200 metros al suroeste de la anterior. Tiene una superficie de 703 m² y en ella se han localizado un total de 57 sepulturas de inhumación, con un total de 58 individuos.
En las dos necrópolis los enterramientos aparecen formando hiladas orientadas de norte a sur. La orientación normal de las tumbas es este-oeste, con la cabecera situada en el extremo oeste, aunque hay ejemplos con orientación noroeste-sureste que se atribuyen a variaciones estacionales cuando se basan en el punto por el que sale el sol. Sólo hay un caso singular de una inhumación que se encuentra orientada en sentido contrario, con la cabeza hacia el este y los pies hacia el oeste.
Se distinguen tres tipologías: tumbas de fosa (simples, de planta rectangular, de planta trapezoidal, ovalada e incluso elíptica), enterramientos en cista y enterramientos con una delimitación superficial únicamente. En todos los casos se trata de inhumaciones con los individuos en posición decúbito supino. En general aparecen con los brazos colocados en paralelo al cuerpo, las piernas estiradas y la cabeza girada hacia el sur o hacia el norte indistintamente, aunque algunos presentan pequeñas variaciones posicionales: brazos o piernas ligeramente flexionados, brazos sobre el abdomen, etc.
Normalmente son enterramientos individuales. Tan sólo se han documentado cuatro enterramientos dobles, con los cuerpos decúbito supino y en paralelo. Hay algún ejemplo de reducción de restos anteriores y la posterior reutilización de la tumba con un nuevo enterramiento, siempre en cistas. En muchos casos se han encontrado restos de madera y de clavos de hierro que indicarían la utilización de ataúdes.
En la mayoría de las inhumaciones se ha encontrado algún tipo de adorno personal del difunto: hebillas y broches de cinturón de hierro y bronce de diferentes tipologías, remaches de bronce, varios tipos de fíbulas entre las que destacan las de charnela, las de omega y las fíbulas de placa y arco. También se han documentados pendientes de bronce, anillos y cuentas de collares de pasta vítrea o ámbar. Hay que incluir una pequeña espátula para ungüentos y una aguja para el pelo de bronce. En una de las inhumaciones apareció un puñal de hierro con restos de bronce en la empuñadura, situado en el costado izquierdo del individuo.
Es curiosa la perduración de ciertos rituales paganos en estas necrópolis. En dos sepulturas se hallaron ajuares directamente relacionados con el ritual funerario: se trata de dos cuencos cerámicos, uno de ellos con 31 monedas anepígrafas (sin epígrafe ni inscripción) en bastante mal estado de conservación, que quizás estén relacionadas con el mito del óbolo de Caronte. como pago al barquero para cruzar al más allá. Otro elemento pagano es la identificación de restos de banquetes funerarios.
Las necrópolis de Loranca siguen los parámetros generales de las necrópolis rurales en época visigoda. Se encuentran cercanas a vías de comunicación, en este caso el camino del Bañuelo, en un paraje próximo a cursos de agua, arroyos de la Aldehuela y de Loranca y, además, muy cerca de estructuras habitacionales tardorromanas, tipo villa, como las excavadas en el área B del yacimiento de Loranca.
Los resultados de la excavación indican que ambas necrópolis se utilizaron en la misma época y que pertenecerían a poblaciones que compartían un mismo territorio.
Que motivó la excavación
La ejecución del Plan Parcial PPI-3 del Plan General de Ordenación Urbana de Fuenlabrada, área «El Bañuelo».