Todos en algún momento hemos acudido a un centro sanitario y hemos experimentado que la comunicación eficaz de una persona cercana, empática, que dice nuestro nombre y nos mira a los ojos, nos ayuda a sentir, no sólo una buena experiencia, sino que también contribuye a que el proceso y el tratamiento sean más efectivos.
Si cerramos los ojos y recordamos los hospitales y ambulatorios de antes, nos vendrán a la cabeza imágenes de lugares fríos, blancos, con fuerte olor a medicamentos…Al volver al presente, la imagen es totalmente diferente, los hospitales tienen color y son centros cada vez más abiertos a su entorno y a los ciudadanos.