Yacimiento arqueológico Valdocarros
Ocupaciones achelenses en el valle del Jarama
Yacimiento arqueológico Valdocarros
El yacimiento de Valdocarros se encuentra en la margen derecha del río Jarama, aguas abajo del casco urbano de Arganda del Rey, en la terraza baja e incluso en la llanura de inundación del río, a pocos metros de su cauce.
En el valle del río Jarama, entre Mejorada del Campo y San Martín de la Vega y en el valle del Manzanares, aguas abajo del Cerro de San Isidro, se ha documentado la mayor concentración de yacimientos paleolíticos de la Península Ibérica y una de las más grandes de Europa. Esta circunstancia se debe a las especiales características geológicas de esta zona, que ha favorecido que se preserven restos arqueológicos y paleontológicos, en combinación con la intensa remoción de sus depósitos desde finales del siglo XIX.
Valdocarros - 1, donde sólo se pudieron excavar 18 m2, constituye una llanura de inundación alejada del cauce principal del río Jarama. Los desbordamientos de mayor intensidad del río fueron depositando periódicamente sedimentos en la zona, hasta que una migración del Jarama erosionó parcialmente dichos depósitos y originó un meandro.
La dispersión de los restos hallados, piezas líticas y fauna, indican que la ocupación humana se desarrolló en el borde de la vega junto al escarpe. Este escarpe, de algo más de 3 metros de altura, pudo haberse utilizado como una zona de protección. Se ocupó al menos en tres ocasiones, ya que se identificaron tres niveles estratigráficos con restos arqueológicos.
En Valdocarros - 2 se excavaron un total de 836 m2 del arco de un meandro abandonado y se diferenciaron cuatro niveles de inundación, de entre 30-50 cm de espesor, con restos arqueológicos, lo que indica que los homíninos regresaron a esta zona, al menos en cuatro ocasiones, con intervalos de tiempo de unos pocos años o incluso algunas décadas, tal vez por el resguardo que proporcionaría la depresión del meandro en la llanura de inundación y por la vegetación y la cercanía al río, que suministraría una amplia variedad de recursos.
Se registraron más de 3.000 piezas líticas, en las que se han identificado todas las fases de la elaboración de los útiles, desde la obtención del bloque de materia prima y los percutores, a las astillas que saltaron durante el proceso de talla, las lascas y los utensilios retocados, además de piezas características de las fases iniciales del Paleolítico.
Cerca de dos terceras partes del conjunto de piezas talladas son de sílex, una tercera parte de cuarcita y el resto de cuarzo. Se ha observado un uso diferente de las materias primas. Mientras que en sílex se realizan fundamentalmente útiles sobre lasca de pequeño y mediano tamaño, probablemente por los filos tan cortantes que se obtienen al tallar esta materia prima, en cuarcita se elaboraron grandes utensilios (bifaces y triedros). Además, se documentó la reutilización de piezas líticas antiguas que los homíninos recogieron y reacondicionaron para su uso.
El hallazgo de amplias concentraciones de piezas líticas y el hecho de que algunas de ellas encajen entre sí, junto a la presencia de numerosos utensilios, demuestra que se realizaron actividades de talla en el yacimiento.
Las materias vegetales también fueron empleadas por los grupos humanos, aunque debido a su difícil conservación no es fácil que lleguen a nosotros. En Valdocarros, el medio arcilloso ha permitido que se conserven improntas, que corresponden a trozos de madera que pudieron ser utilizados por los homíninos.
La fauna aparece fragmentada y desarticulada, con una distribución similar a la de la industria lítica. Entre los 2.750 restos de grandes mamíferos recuperados, la especie mejor representada es Cervus elaphus, seguida de Equus caballus, Bos primigenius y en menor medida Capreolus sp., Dama sp., y Elephas sp., a las que hay que añadir un pequeño número de restos de carnívoros (Felix sp., Canis lupus y Vulpes vulpes).
Entre los micromamíferos se recuperaron los restos de hasta nueve especies diferentes. Destacan el erizo común, musaraña, castor europeo, hámster migrador, rata de agua, topillo, ratón de campo y fundamentalmente de conejo, que dada su abundancia quizá fue aportado por los homíninos.
El estudio de los fósiles de anfibios y reptiles de Valdocarros ha permitido caracterizar en términos climáticos y medioambientales un cambio rápido (inferior a 1.000 años), de condiciones frías a cálidas.
En síntesis, hace unos 250.000 años en la margen izquierda del valle del río Jarama, poco antes de su confluencia con el Manzanares, grupos humanos se establecieron durante cortos periodos de tiempo junto al escarpe del borde oriental de la vega del río (Valdocarros 1). A unas decenas de metros, varios siglos más tarde, tal vez milenios, el río formó un meandro que cuando quedó abandonado también fue utilizado como “campamento base” (Valdocarros 2). Hasta estos lugares los homíninos transportaron restos de animales que trocearon con los útiles de piedra elaborados con los cantos rodados de cuarcita, cuarzo y sílex que recogieron en las márgenes del Jarama. Caballos y ciervos fueron las especies animales más consumidas por los homíninos, que también se alimentaron con grandes bóvidos, corzos y gamos. Con posterioridad, pequeños carnívoros aprovecharon algunos de los restos abandonados.
Actuación arqueológica
En la explotación de áridos que la empresa TRAMSA realizaba en una cantera de Arganda del Rey, se identificaron restos de fauna e industria lítica en niveles de limos y arcillas depositados por el río Jarama, por lo que se hicieron unos sondeos para evaluar y delimitar los hallazgos. Posteriormente se llevó a cabo una excavación arqueológica en extensión.
El descubrimiento del yacimiento de Valdocarros se produjo en el marco del proyecto de investigación sobre el Pleistoceno de los valles de los ríos Manzanares y Jarama, desarrollado entre finales de 2002 y 2006 por un equipo pluridisciplinar formado por arqueólogos, geólogos, paleontólogos y paleobotánicos coordinado por Joaquín Panera, Susana Rubio-Jara y Alfredo Pérez-González. En el transcurso del mismo se supervisaron los frentes de las canteras abiertas para la extracción de áridos en las explotaciones mineras de los valles del Manzanares y Jarama. El yacimiento de Valdocarros en concreto se descubrió en 2004, durante el proyecto denominado “Investigación geoarqueológica de los depósitos fluviales de los ríos Jarama y Manzanares: prospección arqueológica, recogida de muestras y control de movimientos de tierras”, financiado por la Dirección General de Patrimonio Histórico de la Comunidad de Madrid.