Calidad dual. Qué es y cómo afecta a los consumidores
La calidad dual es una práctica por la que algunas marcas presentan un mismo producto como idéntico en distintos países y, sin embargo, cambian algunas de sus características entre un país y otro. En este reportaje le enseñamos de qué se trata y cómo la legislación protege a las personas consumidoras frente a estas prácticas.
Un producto vendido bajo la misma marca y el mismo empaquetado es percibido por las personas consumidoras como idéntico. Es el producto tal y como lo conocen, tal y como lo anuncian y lo presentan.
Sin embargo, pese a tener el mismo diseño y empaquetado, podemos encontrarnos con que la composición cambia según el país, con lo que no puede considerarse que tenga las mismas calidades.
Es lo que se conoce como calidad dual. La Unión Europea lleva años persiguiendo esta práctica por considerarla desleal, estimando que, si una empresa vende un producto en toda la Unión Europea, pero con composiciones que difieren entre países, no debe etiquetarlo y marcarlo de forma aparentemente idéntica, ya que esto puede inducir a error a los consumidores.
La práctica de la calidad dual se ha dado fundamentalmente en la industria de la alimentación y de los refrescos. Sin embargo, se ha expandido también a otros ámbitos del consumo, como pueden ser los productos de limpieza, los cosméticos, los productos para bebés, los productos tecnológicos o los detergentes.
Protección del consumidor
La Unión Europea ya estableció una regulación de la calidad dual mediante la aprobación de la Directiva 2019/2161, en la que se persigue de forma específica esta práctica como desleal, al inducir a error a las personas consumidoras y no informar de las diferencias que pueden encontrar en un mismo producto según el lugar en el que lo adquieran.
Esta normativa europea ha sido ahora trasladada a la legislación española, modificando así la Ley de Competencia Desleal en lo relativo a la calidad dual.
Concretamente, señala que se considera desleal cualquier operación de comercialización de un bien como idéntico a otro comercializado en otros estados miembros, cuando dicho bien presente una composición o unas características significativamente diferentes, a menos que esté justificado por factores legítimos y objetivos.
La nueva regulación deja la responsabilidad en las marcas, fijando la posibilidad de que estas alteren sus composiciones cuando existan factores “legítimos y objetivos”.
Sin embargo, es todavía ambigua al respecto, ya que no establece de qué forma identificar casos de calidad dual ni cómo informar al consumidor al respecto.
Una de las formas más sencillas para que las personas consumidoras puedan detectar posibles casos de calidad dual, es identificar cambios en la composición que aparece en el etiquetado, para ello habría que comparar las etiquetas en los distintos países donde se puede adquirir el producto.
Para los casos en los que estas diferencias no aparecen reflejadas en el etiquetado del producto, el Centro Común de Investigación de la Comisión Europea ya ha comenzado a realizar algunas pruebas de laboratorio para identificar posibles casos de calidad dual en productos comercializados en la Unión.