ÁLBUM GRÁFICO

 

Las Artes Gráficas en Madrid  

El deseo de hacer gráfico el pensamiento, con el afán de permanecer, de perpetuarse, ha sido uno de los objetivos del ser humano desde sus orígenes. La transmisión del conocimiento a través de medios mecánicos no ha hecho más que mejorar desde la invención de la imprenta y esta delicada y cuidada publicación es un ejemplo de como era el mundo de las artes gráficas en el Madrid del primer cuarto del siglo XX; imprentas, fundiciones, talleres tipográficos, casas editoras, talleres de fotograbado y hasta escuelas de aprendices se cuelan entre sus páginas.


 Revista mensual ilustrada dedicada al fomento de las artes gráficas

Fue fundada por Isidoro Cid y Arturo Gelonch en 1915 y al no existir una publicación de esta temática en España, pretende ser el abrazo entre el arte y la ciencia, se dirige a todos los amantes de las Artes Gráficas (empresarios, obreros, artistas y hombres de ciencia). Busca contribuir al progreso de las artes gráficas en nuestro país, a su desarrollo y propagación, recopilando para ello técnicas, procedimientos, modelos de maquinaria, obras, artículos, noticias, etc., en castellano. Ya desde el número uno la dirección muestra su preocupación por la dificultad de que una revista técnica salga adelante.

Cajistas, linotipistas, maquinistas, correctores, grabadores escriben sus artículos. Cada fascículo lleva una portada diferente, y tanto portadas como cabeceras son de estética modernista. Cada número parece una prueba de imprenta con un gusto y una originalidad excepcionales. La suscripción anual costaba 6 pesetas, el semestre 3, y un número suelto 0,50. También se especifica el precio de los anuncios, por ejemplo, un anuncio a página completa costaba 50 pesetas. 

Cada número consta de una sección con pruebas o muestras de imprenta de los distintos talleres: documentos que van desde menús, anuncios, carteles de teatro, muestras de papeles, cartas de pago, acciones, resguardos, letras, documentación para banca, fotograbados, calendarios, grabados, carteles de teatro de conciertos, marcas de imprenta, facturas, cubiertas de libros, hasta incluso recordatorios de comunión. Cabe destacar que tiene un número especial dedicado a Miguel de Cervantes.


La obra en la Biblioteca Regional de Madrid 

Esta publicación termina su andadura con el número de septiembre de 1916, un fin justificado por la contienda europea y la poca acogida que le ha dado el mundo tipográfico español. Se trata de un paréntesis según sus fundadores, motivado también por las bajas de suscriptores, el aumento del precio del papel y la falta de apoyos. En su último número se contempla una posible segunda época, que finalmente no llegó a producirse.

La podemos encontrar en la Biblioteca Regional de Madrid y digitalizada en la Biblioteca Digital de la Comunidad de Madrid.

Acceso a este documento en la Biblioteca Digital de la Comunidad de Madrid