El fantasma de los aires

Un diseño del Fantasma

Entre los diferentes documentos tipo ephemera (menús, tarjetas…), se encuentra un curioso diseño escenográfico, posiblemente dibujado para realizar el cartel publicitario-comercial de su obra titulada El fantasma de los aires. Un boceto realizado mediante la técnica pictórica, introducida por los ingleses a mediados del siglo XVIII, denominada aguada.

Una técnica que consiste en dibujar y pintar con un solo color, generalmente el negro, diluido con más o menos agua, para obtener distintos tonos, respetando el blanco del papel, de más claros a más oscuros, mediante veladuras de color (capas de pintura, unas sobre otras, cuando la anterior está bien seca, para conseguir tonos más oscuros). El dibujo está realizado en papel, y es un ejemplo de las costumbres publicitarias del momento relativas al mundo de la música y del teatro. En él se leen los nombres no solo de los libretistas, Andrés Ruesga, Salvador Lastra, Enrique Prieto, también actores, y del autor de la música, Ruperto Chapí (cuyo nombre se identifica con una nota musical), sino también, en qué teatro se representaba el evento: el conocido Teatro Variedades de Madrid.


El Teatro Variedades: cuna del género chico

El Teatro Variedades estaba situado en la calle Magdalena, entre los números 38 y 40 , junto a la Plaza de Antón Martín y se construyó sobre un solar de un antiguo edificio de juego de pelota. Poco a poco se convirtió en la cuna del género chico y en él se estableció el llamado “teatro por horas” para dar rentabilidad a un establecimiento que se hizo popular y conocido, y que fue pionero en este tipo de representaciones. El teatro madrileño conoció en la segunda mitad del siglo XIX un auge sin igual.

En este teatro se representaron obras importantes de la lírica como el melodrama cómico-lírico, fantástico y recreativo El fantasma de los aires, que fue estrenado el 22 de abril de 1887, con gran éxito. Esta obra de dos actos y nueve cuadros, se compuso inspirada en la de Julio Verne Drama en los aires. Los decorados, de finales del siglo XIX, fueron creados por Giorgio Bussato, Amalio Fernández y Bernardo Bonardi. En su momento, fue una obra representativa del éxito que había en la época de la influencia francesa y la decoración impactante para impresionar al espectador.


Una noche de enero y un incendio sin control

El diseño presenta elementos representativos de un novedoso argumento que gira alrededor de un artilugio aéreo, el buque El fantasma de los aires. Como consecuencia del gusto de la época por obras de efecto y espectáculo, los espectadores podían vivir un simulacro de incendio que se representaba cada día. Pero, una noche de finales de enero de 1888, exactamente el 28, al estarse celebrando bailes de Carnaval, el personal del teatro se fue rápidamente después de la última función. Eso provocó que no se apagaran las cenizas del simulacro correctamente, iniciándose un fuego incontrolado que destruyó el edificio y el material existente, como vestuario, instrumentos musicales y material de orquesta.

El Teatro Variedades, fue un establecimiento más en la relación de teatros que sufrieron un incendio. Por los materiales de construcción, estos edificios fueron víctimas de las llamas fácilmente. En este caso, implicó la desaparición definitiva del edificio, pero no hubo víctimas, al contrario de lo ocurrido en el incendio del Teatro Novedades en 1928. El Teatro Apolo, como consecuencia de la pérdida del Teatro Variedades, se convirtió en el puntal de la lírica madrileña hasta el año 1929.

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