El siglo de las Luces ilumina una nueva prensa
La década de 1760 abrió una ventana de frescura en el mundo del periodismo en España. Hasta veintisiete periódicos comenzaron su andadura en esta etapa con una clara vocación de contribuir a crear una sociedad más moderna e ilustrada. A través de un espíritu crítico y racional, la escritura se convirtió en un vehículo de educación que buscaba una renovación de las costumbres y un cambio de mentalidades. El interés por abrirse más allá de nuestras fronteras, dando paso a autores extranjeros y temas de actualidad europea, el diálogo intelectual entre los propios periódicos o el foco en las novedades en muy diversos campos fueron algunas de las señas de identidad de esta prensa que con el paso del tiempo se convertirá en el periodismo de opinión y divulgación.
Esta apertura estuvo acompañada de una cierta liberalización económica de las publicaciones avalada por el gobierno de la época así como por una agilización de su paso por la censura, que Leandro F. de Moratín denominó ‘prudente libertad’ de imprenta. Sin embargo, la reacción ante los acontecimientos políticos y sociales de la Revolución francesa dio paso al cierre de la prensa independiente en 1791, terminando así un ciclo que tardaría en recuperarse hasta bien entrado el siglo XIX.
El Duende especulativo, un "espectador" madrileño
El Duende especulativo inicia en España el género de ‘espectador’, una prensa de crítica social aderezada con tintes de humor que buscaba el despertar de la sociedad. Un género inspirado en el modelo inglés que se expandió rápidamente por Europa aunque, en este caso, adaptado a las costumbres de Madrid. El periodista se convertía conscientemente en un observador perspicaz de su entorno y adoptaba una o varias personalidades ficcionadas para expresar sus ideas y entablar un diálogo con sus lectores en un tono cercano, amistoso y entretenido a través de diferentes recursos narrativos como tertulias imaginarias, sueños o cartas al lector.
Este periódico madrileño, publicado bajo el nombre de Juan Antonio Mercadal, fue inicialmente atribuido a Francisco Mariano Nipho, aunque se trata en realidad de una creación de Juan Enrique de Graef, holandés afincado en España, con un claro espíritu cosmopolita.
El Duende se esconde en la Biblioteca Regional de Madrid
Nuestra biblioteca conserva los fondos completos de este periódico semanal, 18 fascículos que vieron la luz entre junio y octubre de 1761.
