El Hospital Central de la Cruz Roja reabre el Hospital de Día de Geriatría

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Tras más de un año cerrado por la pandemia, el Hospital de día de Geriatría reanuda su actividad. El 15 de Marzo de 2020, el Covid-19 obligó a cerrar el primer Hospital de Día de Geriatría de España que, desde su inauguración en noviembre de 1979, ha desarrollado de forma ininterrumpida su actividad de recuperación funcional y cognitiva de personas mayores frágiles. Con la gran mayoría de personas mayores de 80 años (paciente diana de este nivel asistencial) ya vacunados de manera completa, se retoma la actividad con una nueva normalidad matizada todavía por las limitaciones epidemiológicas actuales.

https://www.comunidad.madrid/sites/default/files/doc/sanidad/comu/h._dia_2021-04-29_3.jpeg20481536Máquinas de ejercicio del Hospital de Día de Geriatría
24 mayo 2021

El equipo interdisciplinar del Hospital de día de Geriatría tiene como objetivo mejorar la función perdida a la vez que acompañar y empoderar a los pacientes y a sus familiares en todo el proceso de salud-enfermedad para recuperar al máximo posible las actividades básicas e instrumentales de la vida diaria ajustadas al nivel de capacidad; alentar la independencia, potenciando los autocuidados e interviniendo si el paciente no puede realizarla; y considerar la cultura del paciente al fomentar actividades de autocuidado.

Los familiares o cuidadores, como parte de su entorno, son también participantes que se integran durante todo el tratamiento colaborando en equipo con todos los profesionales.

En esta reapertura, nos planteamos no solo recuperar la actividad previa, sino que pretendemos ampliar la cobertura asistencial con la atención a pacientes con Síndrome de Fragilidad Física con sarcopenia producida por la pandemia COVID-19, siguiendo las recomendaciones del Grupo de Fragilidad del Ministerio de Sanidad y Consumo que agrupa a Sociedades científicas y representantes de todas las Comunidades Autónomas.

La fragilidad se ha evidenciado como un factor de riesgo para el desarrollo de enfermedad por SARS-CoV-2 grave y de fallecimiento pero, además, la COVID-19 se ha manifestado como una enfermedad “fragilizante”, no solo por sus efectos propios, sino también por las medidas de restricción de la movilidad que se han tenido que implementar y que han producido un deterioro de la capacidad funcional de las personas mayores.

Detectar e intervenir precozmente sobre la fragilidad como estado previo a la discapacidad que conlleva una mayor vulnerabilidad y aumenta el riesgo de resultados sanitarios adversos, es un imperativo asistencial de primer orden en el momento actual para favorecer el envejecimiento saludable, impulsado por diferentes organismos internacionales, desde la Organización Mundial de la Salud a la Unión Europea.