El Hospital Fundación Alcorcón explica el impacto de la pandemia en la formación de residentes

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Presentado por la Jefa de Estudios en los encuentros organizados por SEFSE

La doctora Isabel Gonzalez Anglada, jefa de estudios del Hospital Universitario Fundación Alcorcón, ha presentado recientemente los resultados de un estudio que evalúa el impacto que ha tenido la pandemia Covid-19 en la formación de los residentes, cómo han tenido que adaptarse a la nueva situación creada por la misma, sus ventajas e inconvenientes.

https://www.comunidad.madrid/sites/default/files/doc/sanidad/hosp/caratulo_estudio_1.jpg43203240Estudio Foramción de Residentes
08 abril 2021

Bajo el titulo Impacto de la pandemia COVID en el aprendizaje del residente, la Dra. Isabel González Anglada, jefa de estudios del Hospital Universitario Fundación Alcorcón y vicepresidente de Sociedad Española Formación Superior Especializada-AREDA, participó recientemente en el ciclo de webinars organizadas por la SEFSE en ña que participaron mas de 200 profesionales conectados a la sesión. La sesión de trabajo abordo los resultados de un estudio de investigación sobre la forma en que ha influido la pandemia CVID-19 en el aprendizaje del residente.

El trabajo fue realizado por tutores de residentes del HUFA, el jefe de estudios de Atención Familiar y Comunitaria y la Dra. Gonzalez Anglada. El estudio consistió en una encuesta electrónica realizada durante los meses de junio y julio a los residentes en la que tenían que identificar las competencias que se vieron reforzadas durante la pandemia y las aquellas que consideraban deficitarias, su ganancia en aprendizaje, la carga de trabajo, los síntomas de infección COVID-19, las experiencias positivas y negativas y finalmente valoraban la influencia de la experiencia vivida en su construcción profesional.

Los resultados mostraron un impacto importante en el aprendizaje, de los que destacamos los siguientes: el 95% de los residentes identifico una pérdida de aprendizaje en competencias científico-técnicas por la interrupción de las rotaciones y la disminución de cirugías, técnicas diagnósticas, consultas... y  la disminución de asistencia no COVID. Los residentes percibieron una ganancia elevada en las competencias de trabajo en equipo, profesionalismo, ética y comunicación y por el contrario el mencionado déficit en competencias científico-técnicas y de investigación.

También reseñaron que la carga de trabajo fue mayor que la habitual y que se vieron sobrepasados por el impacto emocional en relación con la situación que de forma especial padecían los pacientes: elevada mortalidad, soledad, aislamiento de los pacientes, además del déficit de recursos y la incertidumbre. Estos hechos quedaron reflejados en algunas de sus declaraciones “nos hemos enfrentado a una situación totalmente diferente, imprevista y sin precedentes, de gran incertidumbre, con cambios y aprendizaje constantes en todos los ámbitos: laboral, familiar y personal"; “gran impacto a nivel emocional, y he tenido que hacer un gran trabajo conmigo misma para lidiar con el dolor, la soledad y el aislamiento de los pacientes, la impotencia.” 

Identificaron también la ganancia obtenida tanto a nivel profesional como personal en trabajo en equipo, autonomía y resiliencia, destacando "la importancia del trabajo multidisciplinar y el compañerismo" "me ha hecho ser más independiente y a confiar más en mi misma, me he sentido más médico que nunca”; “asumir las limitaciones de la medicina, velar por el cuidado del paciente en el fin de vida”; “y sobre todo la importancia de la formación humana (en aspectos éticos y de comunicación) como parte esencial de nuestra práctica clínica diaria, en definitiva el abordaje global de la atención al paciente (médico, humano, social...)”  

El estudio muestra que el balance final fue positivo para el 54% de los residentes, siendo los residentes Quirúrgicos y de la especialidad de Cuidados Críticos-Anestesia quienes consideraron que su ganancia fue menor. 

La Dra. González Anglada reseñó en su exposición, “es necesario reevaluar el cumplimiento de los programas formativos y establecer medidas para garantizar la adquisición de las competencias científico-técnicas deficitarias, así como la recuperación del bienestar psicológico tras la pandemia, en nuestro centro se han reprogramado casi todas las rotaciones, se está priorizando al residente en técnicas y cirugías, se ha incrementado la simulación, se le facilita el acceso al banco de cirugías grabadas y talleres disponibles en el CS IDEhA y en el HUFA; además hemos iniciado rápidamente las sesiones y cursos, en formato online a través de Zoom así como presenciales, adaptados a la situación.

También añadió que “en nuestro hospital hemos podido contar con el apoyo y colaboración ofrecido a los profesionales por la Unidad de Psiquiatría que ha puesto a disposición de los trabajadores talleres y grupos de trabajo orientados a mejorar el estrés psicológico tras la pandemia”. Y concluyó que “la pandemia nos ha traído la oportunidad de implementar avances educativos y nuevas tecnologías tanto en la formación como en la asistencia, ha permitido poner de relieve la importancia de competencias transversales como trabajo en equipo, profesionalismo y comunicación, así como la necesidad del trabajo interdisciplinar y multiprofesional. Es necesario reforzar competencias como salud pública y emergencias sanitarias”

 La pandemia COVID ha supuesto una situación de sobrecarga en el sistema sanitario hasta prácticamente aproximarnos al colapso. Los hospitales se han tenido que transformar en hospitales COVID y sus profesionales también, de forma que todos han tenido que atender a pacientes COVID de forma directa o indirecta, desapareciendo para muchas especialidades las patologías propias de su especialidad. Los traumatólogos, cirujanos, urólogos, ginecólogos, pediatras, etc han tenido que apoyar a los especialistas médicos en la atención COVID. De igual forma ha ocurrido en atención primaria y los centros de salud han debido reconvertir su actividad en COVID. Los residentes no han sido una excepción y han estado en primera línea de batalla. Han tenido que dejar sus rotaciones, sus unidades y atender infección por coronavirus en centros de salud, urgencias, hospitalización, cuidados intensivos, servicios centrales e incluso en los hospitales de campaña.

Reseñamos como complemento a la información algunas de las aportaciones de los residentes en el estudio muy ilustrativas…”Considero que ha sido una experiencia vital y profesional con una alta carga emocional y física, que ha ocasionado situaciones muy complejas y duras. He madurado profesionalmente y como persona. El trabajo en equipo y el humanismo de mis compañeros ha sido muy enriquecedor”; “el periodo COVID-19 ha traído muchos aspectos negativos (estrés emocional, exceso de carga, miedo al contagio) pero en algunas ocasiones he podido ver lo mejor de mis compañeros y de mí misma (empatía, trabajo en equipo, comunicación intra e interhospitalaria, capacidad de superación)"; "creo que ha sido una experiencia muy dura pero de la que se pueden sacar multitud de aprendizajes, ha sido conocer la medicina bajo escasez de recursos, algo que no habíamos experimentado previamente, lo más positivo ha sido el trabajo en equipo, lo peor, la impotencia y la sobrecarga de trabajo y emocional”; “la pandemia ha sido un tsunami que nos ha pasado a todos por encima, aún así, estoy muy orgulloso de mis adjuntos y todos mis compañeros por la entereza, el profesionalismo, la capacidad de trabajar en equipo y, sobre todo, la de improvisar por el bien de nuestros pacientes";  "me he contagiado, he pasado miedo por mí y por mis compañeros que han estado enfermos".