El Infanta Leonor, premiado en el Congreso Nacional de Enfermería Oftalmológica
POR UN PROTOCOLO ENFERMERO DE SONDAJE LAGRIMAL EN NIÑOS
Dos profesionales del Hospital Universitario Infanta Leonor fueron distinguidas con el premio a la mejor comunicación tipo póster en el XVIII Congreso de la Sociedad Española de Enfermería Oftalmológica (SEEOF), celebrado en Granada. Concretamente, el galardón fue otorgado por el Consejo Andaluz de Enfermería y recayó en Carolina Barragán Iturriaga y Rosana Comendador González, enfermeras de quirófano de este hospital público de Madrid.
El estudio por el que han sido reconocidas lleva por título ‘Vamos a tener un bebé ¿Qué hacemos?’, y está basado en la actuación de Enfermería en el sondaje lagrimal en niños, con el fin de dar a conocer los procedimientos en anestesia pediátrica y enfermería oftalmológica que son necesarios para garantizar unos cuidados de calidad y un entorno de seguridad para este tipo de pacientes.
El sondaje lagrimal en niños es necesario cuando persiste una epífora, un problema clínico frecuente en bebés que, no siendo grave, genera bastante ansiedad a los padres, sobre todo si se asocia con secreciones y conjuntivitis de repetición. Se caracteriza por un lagrimeo copioso, debido principalmente a una obstrucción congénita del conducto nasolagrimal.
Aproximadamente el 90% de los casos se resuelve espontáneamente antes del primer año de vida. Sin embargo, si el problema sigue de forma significativa al año de edad o el niño tiene muchas conjuntivitis de repetición, es necesario realizar una dilatación, sondaje e irrigación bajo anestesia general en quirófano.
Preparación minuciosa del quirófano
En estos casos, el equipo de enfermería es el encargado de preparar el quirófano para una cirugía pediátrica y oftalmológica, poniendo a disposición de los facultativos todo el aparataje, fungible e instrumental quirúrgico que necesitarán durante la intervención, un proceso minucioso, máxime cuando los quirófanos son polivalentes.
Así, el trabajo recoge desde consideraciones generales de la anestesia pediátrica hasta la técnica quirúrgica y la acogida del bebé y su familia en el bloque quirúrgico, pasando por la actuación de enfermería antes y durante la intervención (monitorización perioperatoria, protocolo de ventilación, preparación del material del oftalmólogo…).
Las autoras concluyen que en estos casos el profesional de enfermería debe tener conocimientos y entrenamiento, tanto en anestesia pediátrica como en técnica oftalmológica, para poder anticiparse a los problemas. Por ello, consideran necesario recibir una formación continuada y específica para poder garantizar la seguridad del paciente.