El Clínico San Carlos instala cinco desfibriladores para "cardioproteger" a sus usuarios

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SITUADOS EN LAS ZONAS DE MAYOR AFLUENCIA DE PÚBLICO

El paro cardiaco repentino puede producirse sin apenas indicios previos. Los primeros minutos tras una parada cardiorrespiratoria son vitales, por lo que se debe actuar con rapidez y seguridad. Por este motivo, y en cumplimiento de los requisitos establecidos por la Comunidad de Madrid, el Hospital Clínico San Carlos ha instalado cinco desfibriladores externos a disposición de cualquier persona que los pudiera necesitar.

https://www.comunidad.madrid/sites/default/files/doc/sanidad/comu/desfibrilador_grande.jpg1400858Desfibrilador
08 mayo 2018

Estos desfibriladores externos podrán ser utilizados por el personal sanitario y los técnicos en emergencias sanitarias, y en el caso de que no se encuentre algún profesional de estos colectivos y al objeto de aumentar las posibilidades de supervivencia, cualquier ciudadano podrá utilizar un desfibrilador automático siguiendo sus instrucciones, tras haber contactado previamente al inicio de las actuaciones con los Servicios de Emergencias a través del teléfono 112.

Los Servicios de Emergencias 112 de la Comunidad de Madrid registran al año en torno a 1.300 paradas cardiorrespiratorias fuera del ámbito hospitalario, lo que pone de manifiesto la necesidad del uso de este tipo de dispositivos por parte de los madrileños.

 

En zonas de mayor afluencia de público y centros de especialidades

Estos cinco desfibriladores con los que cuenta el Clínico San Carlos se han instalado en las zonas de mayor afluencia y tránsito de usuarios: tres de ellos están situados en los aledaños de las cafeterías y en la zona de Consultas Externas, mientras que los otros dos se encuentran en los vestíbulos de los centros de especialidades de Modesto Lafuente y Avenida de Portugal, dependientes del Clínico San Carlos, hospital con una afluencia estimada de 15.000 y 20.000 personas al día entre usuarios, acompañantes, visitantes y profesionales.

Diseñados para que cualquier persona pueda utilizarlos, estos desfibriladores van guiando paso a paso y de forma sencilla al usuario para administrar de manera automática, rápida y efectiva una descarga eléctrica adecuada. Unos electrodos que se colocan sobre la piel de la zona torácica van informando al desfibrilador para que las instrucciones de voz se adapten a su ritmo y sus acciones. El sistema solo anuncia el paso siguiente cuando el operador esté preparado. Las indicaciones se repiten y expresan de diferente modo, y se ofrecen instrucciones complementarias para facilitar la comprensión.

Tras analizar el ritmo cardiaco del paciente, el dispositivo le avisa si necesita una descarga eléctrica, así como del momento preciso a través de una señal visible o audible. A continuación el desfibrilador administra una corriente eléctrica al corazón a través de los electrodos. Estos dispositivos disponen de una llave para lactante o niño, lo que le convierte también en un desfibrilador pediátrico ya que adapta las instrucciones y el tratamiento a las necesidades de un niño o de un lactante.