Castillos de Madrid
La historia de la región no puede entenderse sin volver la mirada a la Edad Media y a las fortificaciones y castillos que un día organizaron y defendieron su territorio. Hoy constituyen algunos de los testimonios más espectaculares y evocadores de este tiempo.
La Comunidad de Madrid guarda un buen número de fortificaciones visitables y bien conservadas que nos hablan de nuestro pasado medieval y de las familias nobles de aquella época. Castillos como el del Duque del Infantado en Manzanares El Real que ofrece una de las estampas más espectaculares del paisaje serrano madrileño; el de Gonzalo Chacón en Arroyomolinos, un personaje indispensable en la corte de los Reyes Católicos; "La Coracera" en San Martín de Valdeiglesias, una típica residencia señorial símbolo del poder del noble en su territorio; el de los Mendoza en Buitrago de Lozoya lugar de excepcional belleza en el que late la Edad Media en cada rincón de su recinto fortificado; el castillo de la encomienda Santiaguista en Villarejo de Salvanés desde cuya terraza se observa uno de los mejores atardeceres de Madrid. Y el gran desconocido, el castillo del Conde de Barajas en La Alameda, en medio de un parque urbano dentro de la ciudad de Madrid.
Todos ellos se encuentran en localidades con mucho encanto y un gran atractivo gastronómico, cultural y natural.
Castillo de la Coracera en San Martín de Valdeiglesias
El castillo de La Coracera fue mandado construir hacia 1434 por el poderoso "primer ministro" de Juan II, Don Álvaro de Luna, Condestable de Castilla y Maestre de la Orden de Santiago, al convertirse en señor de San Martín. Desde este castillo, don Álvaro, a veces acompañado por el propio rey, partía rumbo a sus cacerías en la sierra en las que cobraba jabalíes, venados e incluso osos que entonces abundaban en nuestras montañas.
Castillo de Manzanares El Real
Este castillo, joya de la arquitectura medieval del Reino de Castilla, fue mandado construir por Diego Hurtado de Mendoza, I Duque del Infantado, hacia 1475.
Los muros de este recio castillo señorial en realidad esconden el cómodo palacio de una pequeña corte en los albores del Renacimiento, con amplios espacios para cubrir todas sus necesidades de protocolo, grandes salones e incluso una iglesia de tres naves.
Castillo de Gonzalo Chacón en Arroyomolinos
En pleno siglo XV, durante la lucha por el trono entre los partidarios de Juana la Beltraneja y los de Isabel La Católica, los nobles construyeron muchos castillos o reforzaron los ya existentes, incorporando además una nueva arma cuyo uso se generalizó en ese momento: la artillería. Así sucedió en Arroyomolinos. Su señor fue Gonzalo Chacón, fiel servidor de la reina Isabel.
Castillo de los Zapata en La Alameda, Barajas
La residencia fortificada de los señores de Barajas se construyó, probablemente, en 1475. Los Zapata prosperaron notablemente hasta recibir el título de Condes de Barajas en 1575. El conde convirtió entonces el castillo en una villa de recreo. La primera de las que luego se establecerían a lo largo del Camino de Aragón, como el cercano Capricho de los Duques de Osuna o las Villas de Torre Arias y Suances, junto a la calle de Alcalá.
Recinto fortificado de Buitrago del Lozoya y Castillo de los Mendoza
Buitrago se repobló en el siglo XII tras la conquista castellana de Toledo. La primera fase de la muralla podría ser de 1134, cuando el rey Alfonso VII concedió a la villa privilegios para favorecer su repoblamiento. A partir de ese momento, Buitrago creció como cabecera del rico valle del Lozoya y lugar de paso para la Calzada Real Segoviana. En 1369, la villa pasará a ser dominio de los Mendoza y unos años después , el Marqués de Santillana construyó el castillo de estilo mudéjar ocupando una de las esquinas mejor defendidas de la muralla.
Castillo de la Orden de Santiago en Villarejo de Salvanés
La fortaleza de la Orden de Santiago, la más poderosa de las órdenes militares castellanas creadas en el siglo XII para defender los territorios "reconquistados" en Al-Ándalus, nació con la misión de proteger el flanco oriental de Toledo, en las cercanías del río Tajo. Las excavaciones arqueológicas revelan las sucesivas etapas constructivas de una fortificación cuyos restos aún se conservan en el entorno de la Torre del Homenaje.