machos ganado ovino, raza rubia y colmenareña

Producción animal

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Información sobre las razas autóctonas ganaderas de la Comunidad de Madrid, los proyectos de mejora en los que trabajamos y las ayudas disponibles.

En la Comunidad de Madrid, a pesar de su carácter eminentemente urbano, hay más de 4.600 explotaciones ganaderas y más de un millón y medio de animales. Casi el 10% son cabezas de ganado vacuno, seguidas por las de ovino, pero también hay explotaciones de ganado caprino y porcino.

La producción de carne en la Comunidad de Madrid es muy superior a la que corresponde a su cabaña ganadera, debido a la alta presencia de mataderos en la región, atraídos por el gran centro de consumo que es la ciudad de Madrid.

Importancia de su conservación

Estas razas autóctonas están perfectamente adaptadas al medio físico en el que se desenvuelven, por lo que necesitan un menor consumo de pienso alimentándose fundamentalmente de pastos naturales, lo que supone una ventaja medioambiental, obteniéndose de ellas un buen rendimiento. Por ello, los ganaderos están reorientando sus sistemas de producción hacia estas razas.

En los últimos años se han incrementado los censos de las razas ovinas, hasta situarse en 7.600 y 2050 animales para la Colmenareña y Rubia de El Molar, respectivamente.

La cabaña ganadera de la raza Cabra del Guadarrama, por su parte, cuenta con menos efectivos (2290) observándose una tendencia de distribución hacia la provincia de Ávila. 

Las razas autóctonas tienen un rendimiento sensiblemente inferior a otras razas con mejores aptitudes. A esto se une la compleja situación sanitaria, epidemiológica y económica de las explotaciones ganaderas, y los altos precios de los cereales que constituyen la base de la alimentación animal. Todo ello aconseja apoyar el mantenimiento de las mismas, cuyo censo se mantiene e incrementa, gracias a la voluntad de los ganaderos y al apoyo de la Comunidad de Madrid a través de subvenciones.

La erosión genética, es decir, la pérdida de especies y variedades de fauna y flora de nuestra biodiversidad, tiene como consecuencia la desaparición entre otras, de razas de ganado autóctonas, adaptadas al medio natural en el que se originaron y que constituyen la garantía de nuestra soberanía alimentaria.

Desde 1996 la Organización de la Agricultura y la Alimentación (FAO) de las Naciones Unidas señaló como meta mundial la conservación, mejora y uso sostenible de los recursos naturales, incluidos los recursos genéticos ganaderos.

A esto se une una nueva corriente de importantes cambios en la demanda de alimentos por parte del consumidor, que cada día más, expresa su preferencia hacia productos de mayor calidad y con aspectos diferenciadores respecto a otros más convencionales. El nuevo consumidor es también un consumidor responsable de la conservación de la biodiversidad.