Las chinches se alimentan de sangre; sus picaduras producen picor y desazón (comezón) y, generalmente, esto irrita a sus huéspedes humanos. No permanecen en la piel de las personas (como los piojos o las garrapatas), ni vuelan.
Hay personas que muestran mayor susceptibilidad a estas picaduras, causándoles insomnio, ansiedad y complicaciones infecciosas de la piel por el rascado.
Las picaduras, aunque se parecen a otras de insectos hematófagos, se distinguen porque pueden aparecer en grupo o en línea recta ancha.
El tratamiento de las picaduras, en casos leves, consistirá en lavar la zona de la picadura con agua y jabón. Si fuera necesario, consulte a su farmacéutico para que le recomiende el producto más adecuado para aliviar las molestias.
Procure no rascarse para evitar infecciones. En el caso de que el picor sea muy fuerte, difícil de soportar o aparezcan infecciones, se debe acudir al médico lo antes posible.