Una alimentación saludable es aquella que permite mantener un funcionamiento óptimo del organismo para alcanzar y mantener un adecuado estado de salud.
- En el primer nivel hablamos del ejercicio físico e hidratación. Dos bases fundamentales que deben priorizar nuestro día a día para mantener activo y funcional el organismo.
- En el nivel 2 se encuentran los alimentos que deben predominar en todas nuestras comidas: frutas, verduras y hortalizas. Nos aportan vitaminas, fibra, agua, minerales, antioxidantes y ¡mucha saciedad!.
- En el nivel 3 los alimentos proteicos: Huevos, carnes, pescados y lácteos. Imprescindibles para generar y mantener los diferentes tejidos del organismo. Por ello, es fundamental que acompañen siempre todas nuestras comidas.
- En el cuarto nivel, incluimos los hidratos de carbono. Estos nos aportan principalmente energía: cereales, pan, galletas, pasta, patatas, etc. Su consumo se ajustará a la persona de acuerdo a su gasto energético diario. Aquellos individuos que practiquen actividad física incluirán una cantidad mayor, mientras que los que mantengan una vida sedentaria deberán limitar su ingesta.
- Para el último nivel dejamos las grasas saludables, como el aceite de oliva virgen. A pesar de ser necesarias en una alimentación saludable por ser fuente de antioxidantes y nutrientes esenciales, nos aportan mucha cantidad energética. Ajustamos por tanto su aporte incluyéndolo de forma más limitada, en torno a 1 cucharada sopera para cada comida principal.
- Fuera de esta alimentación se establecen los demás alimentos: productos ricos en azúcares, grasas saturadas e hidrogenadas, bollería, procesados, embutidos, salsas, alcohol, etc.
- Debemos tener en cuenta además el tipo de cocinado de nuestros platos. Las formas más saludables son: plancha, horno, cocido, al vapor o hervido.