La villa romana de la Casa de Campo
Un yacimiento romano clásico
Descripción del yacimiento
El yacimiento se encuentra en las inmediaciones del llamado Puente de Cachadizas, que salva el Arroyo de los Meaques, en la Casa de Campo de Madrid. Fue descubierto por José Viloria y excavado en 1933 por José Pérez de Barradas, que localizó huesos de animales, cerámica tosca, terra sigillata, teselas de mosaico tosco, algún fragmento de estuco y trozos de vidrio y de metal. También se encontró un pavimento formado por un empedrado de cantos rodados y el muro de una piscina.
En 2017, el Ayuntamiento de Madrid, en coordinación con la Dirección General de Patrimonio Cultural, decidió retomar la investigación iniciada por Pérez de Barradas, con técnicas arqueológicas actuales. Los indicios arqueológicos documentados durante la intervención arqueológica realizada permitieron confirmar que en este sector de la Casa de Campo existía un yacimiento arqueológico de adscripción cultural romana datado entre los siglos II y III después de Cristo. Posteriormente se ha llevado a cabo una segunda campaña de investigación que ha revelado con mayor detalle las características del yacimiento (tipología, cronología, conservación, contextualización histórica y geográfica en el marco del municipio de Madrid). También se documentó la existencia de trincheras de la guerra civil en el entorno de los vestigios romanos y se recuperaron diferentes materiales de la etapa de la Casa de Campo como Real Sitio y como parque público (desde 1931 hasta la actualidad).
Se han localizado sobre el terreno las improntas de los trabajos realizados por Pérez de Barradas, identificando el pavimento formado por un empedrado de cantos rodados, así como la gran bolsa de cenizas que documentó, entre las que se han localizado fragmentos de cerámicas romanas tipo terra sigillata, una moneda romana, fragmentos de una posible fíbula, así como materiales constructivos. No se ha llegado a localizar sin embargo lo que Pérez de Barradas identificó como una piscina doble, cuyos vestigios podrían encontrarse bajo las trincheras de la guerra civil.
En total se ha actuado sobre un área aproximada de unos 2.243 metros cuadrados, que se ha estructurado en dos largas calles paralelas, de este a oeste, pero de trazado irregular debido a la presencia de árboles y cuatro pequeñas zonas de desbroce hacia el norte también de trazado irregular debido a la vegetación existente.
Se empezó levantando el nivel vegetal que tenía una potencia de 10 cm. A continuación, apareció un terreno limoso de color amarillento con vetas marrones claras, textura suelta y con algunos escombros actuales. Bajo ese nivel se pudieron ver dos cambios de coloración en el terreno. En la mitad norte había un nivel grisáceo con vetas de color marrón oscuro en el que se recuperaron algunos fragmentos de cerámica común y de terra sigillata que se podría situar entre los siglos II - IV después de Cristo y una moneda romana posiblemente del siglo III, así como abundantes fragmentos de tejas.
En la mitad sur el nivel arqueológico grisáceo terminaba bruscamente con un corte longitudinal donde había un terreno limoso de color marrón claro con la presencia de algunos escombros contemporáneos (ladrillos del siglo XIX, adoquines de granito y algunos fragmentos de tejas de cronología indeterminada). Ese corte longitudinal podría corresponder con la huella dejada por la zanja excavada en el año 1933.
En otro sector se localizaron los restos de un pavimento de cantos de río de pequeño y mediano tamaño unidos con cal. Este suelo se circunscribía a una banda estrecha y alargada de 9 metros de longitud máxima por 1,5 de anchura. El estado de conservación no era bueno y las piedras se encontraban mal trabadas. Este suelo podría corresponder con el empedrado que Pérez de Barradas localizó durante sus trabajos de 1933.
Los materiales arqueológicos recuperados en esta intervención incluyen fragmentos de cerámica y piezas de metal. Durante los trabajos de desbroce aparecieron un total de 31 fragmentos de cerámica. Los más abundantes entre la terra sigillata hispánica son los cuencos y entre las cerámicas comunes las ollas de borde vuelto. La cronología de los materiales localizados se podría situar entre finales del siglo II y el siglo IV después de Cristo.
Motivo de la excavación
La intervención tenía el objetivo de localizar, documentar y valorar los vestigios de un asentamiento romano descubierto y estudiado a principios del siglo XX.