Yacimiento Paleontológico del Cerro de los Batallones
Yacimiento Paleontológico del Mioceno en Torrejón de Velasco
Yacimiento Paleontológico del Cerro de los Batallones
Se trata de un cerro testigo formado sobre carbonatos silicificados, localizado entre el valle del río Jarama y la Depresión Prados-Guatén. Se encuentra en el término municipal de Torrejón de Velasco, al sur de la capital. Es considerado uno de los yacimientos más importantes del Mioceno a nivel mundial. Su excepcionalidad viene dada por la cantidad, calidad y variedad de los restos fósiles que se han descubierto.
Las investigaciones realizadas en este yacimiento han permitido reconstruir el ecosistema que existía en esta región hace unos 10 millones de años aproximadamente. Durante el Mioceno superior el paisaje presentaba diferencias muy notables respecto al actual. La más llamativa era, sin duda, la presencia de un gran lago de agua dulce que ocupaba la parte central de la cuenca de Madrid, cuyas orillas debieron ser muy favorables para el desarrollo de diversas especies de vertebrados.
Los yacimientos de vertebrados fósiles del Cerro de los Batallones constituyen uno de los descubrimientos más sobresalientes de la Paleontología española. Destacan en ellos numerosas singularidades: abundancia de restos fósiles, excelente estado de conservación, gran concentración de huesos con un desplazamiento escaso o nulo, lo que hace que se registren numerosos elementos articulados con conexión anatómica, presencia de todas las piezas esqueléticas de los individuos, incluyendo el cráneo y, sobre todo, la inusual abundancia de carnívoros. Concretamente, entre los restos fósiles encontrados en el yacimiento de Batallones-1 hay que señalar que el 98% son de carnívoros, mientras que los ungulados son muy escasos. Este hecho es muy extraño, ya que en la naturaleza ocurre habitualmente lo contrario.
El estudio geológico de los yacimientos ha demostrado que el origen de este conjunto paleontológico puede atribuirse, en principio, a la existencia de un sistema de oquedades que actuaron como trampas naturales. En ellas quedaron atrapados numerosos vertebrados que habitaban la zona hace 9-10 millones de años. Estas cavidades se habrían formado por un proceso denominado "piping", también conocido como "karst en arcillas" o "erosión en túnel", fenómeno por el cual se producen fisuras que van agrandándose hasta formar oquedades que actúan como trampas naturales para los animales que frecuentan la zona.
Un avance fundamental en la investigación fue el estudio tafonómico integral del yacimiento de Batallones-1. Los resultados obtenidos dibujan un escenario en el que los carnívoros entrarían de forma individual en las cavidades, buscando agua o comida, o ambas cosas, siendo luego incapaces de salir. Las cavidades se convirtieron así en trampas mortales para ellos. La escasez de herbívoros implica que las cavidades eran además bien visibles, tanto como para ser evitadas por estos animales. Los huesos fósiles exhiben por otra parte un excelente estado de conservación, consecuencia de su depósito en condiciones ambientales muy especiales.
Apenas se conocen yacimientos fosilíferos en este tipo de contexto geológico y, por ello, los yacimientos del Cerro de los Batallones son excepcionales desde el punto de vista paleontológico y geológico.
La fauna fósil del Cerro de los Batallones
La diversidad de especies representadas en los yacimientos del Cerro de los Batallones sólo es explicable en un contexto climático y ambiental muy diferente del actual. Hace 9 millones de años estaba finalizando una de las épocas de mayor bonanza climática de las registradas en la última parte de la historia geológica (últimos 25 millones de años) de la península ibérica. Con un clima más cálido y húmedo que el actual, surgieron en la zona sur de la región madrileña extensas praderas, capaces de soportar la presencia de grandes herbívoros, junto a los que convivían las grandes tortugas terrestres típicas del Mioceno.
Los yacimientos paleontológicos del Cerro de los Batallones se han hecho famosos a nivel mundial por sus restos de carnívoros, entre los que destacan los llamados "dientes de sable" (el Machairodus, del tamaño de un tigre y el Paramachairodus, de la talla de un leopardo). Hay restos también de otras dos especies de félidos, una hiena primitiva parecida a una civeta (Protictitherium), un anficiónido (habitualmente conocidos como perro-osos, por su mosaico de características intermedias entre esos dos grupos), un oso (Indarctos), un familiar del panda rojo (Simocyon) y varios mustélidos (Martes, Sabadellictis y Proputorius). Entre los grandes herbívoros destacan los rinocerontes (con dos especies), el équido Hipparion (que se diferenciaría de los actuales caballos y cebras por la presencia de dedos laterales en sus patas mientras que los actuales sólo presentan un único dedo en cada pata) y el mastodonte Tetralophodon.
Junto a ellos, se han encontrado varios rumiantes, como los mósquidos ("ciervos" almizcleros) Micromeryx e Hispanomeryx, un sivaterino (jirafa de cuello corto y con grandes apéndices craneales -osiconos-) y varias especies indeterminadas de antílopes, así como un ciervo.
También se han encontrado numerosos restos de pequeños y medianos mamíferos. Entre los roedores destacan por su abundancia los hámsters, con dos especies (Hispanomys y Rotundomys). Se han encontrado así mismo ratones (Progonomys), ardillas terrestres, lirones (Eliomys) y castores (Chalicomys). Los lagomorfos están representados por Prolagus, una pika. Dentro del grupo de los insectívoros se han encontrado erizos (Parasorex y Postpalerinaceus) y musarañas (Miosorex). Son numerosos los restos de aves, principalmente rapaces del grupo de los buitres y una herpetofauna variada. Restos de peces se han encontrado en algunos yacimientos (Batallones - 1 y Batallones - 2).
El cerro de los Batallones suministra una información de gran importancia para el conocimiento de la evolución geológica de la cuenca de Madrid. Es una ventana excepcional al pasado, un escenario único para conocer una pequeña porción de tiempo geológico, de la vida y el ambiente de hace millones de años. Es un yacimiento que servirá de referencia y modelo tanto a nivel nacional como internacional para otras investigaciones.
Galería de imágenes
Actuación arqueológica
El hallazgo de los yacimientos se produjo de forma fortuita en 1991, como consecuencia de las prospecciones que la empresa TOLSA S.A. realizaba en el Cerro de los Batallones en busca de sepiolita (una roca de uso industrial) que sacaron a la luz huesos fósiles asociados a sedimentos arcillosos.
A partir del 1991 y hasta 1993 se excavó el primero de los yacimientos, denominado Batallones 1. En 1999 se reanudaron las labores mineras en el cerro y durante el seguimiento paleontológico se identificó el segundo yacimiento (Batallones-2). Desde el año 2000 y gracias a los seguimientos paleontológicos fueron descubriéndose nuevos yacimientos, un total 10, que han sido objeto de campañas de prospección y/o excavación hasta la actualidad.
Intervención arqueológica 2022
Las investigaciones paleontológicas realizadas en estos años han permitido descubrir hasta el momento nueve sitios con conjuntos faunísticos asociados a depósitos pseukársticos complejos, que constituyen el registro fósil mioceno de macrovertebrados más importante y mejor conservado del Terciario europeo.
El conjunto de sitios del Cerro de Batallones está protegido por declaración de Bien de Interés Cultural, con la categoría de Zona Paleontológica (Decreto 130/2001 de 2 de agosto; B.O.C.M. 198, 21/08/2001) y ha sido incluido en el Plan de Yacimientos Visitables de la Comunidad de Madrid.
Las actuaciones desarrolladas durante la campaña de 2022 se centraron en continuar excavando los yacimientos de Batallones-7 y Batallones-10, para la delimitación de la geomorfología de los yacimientos y continuar recuperando restos faunísticos.
El Cerro de los Batallones
Torrejón de Velasco, Madrid. 2021
Excavaciones en el Cerro de los Batallones
Torrejón de Velasco, Madrid. 2021