Iglesia de Valcamino
Una iglesia visigoda en la sierra
Iglesia de Valcamino
Esta pequeña iglesia rural se ubica en un altozano junto a un manantial, entre dos afluentes del río Jarama, los arroyos Jóbalo y San Vicente. Se encuentra próxima a una de las rutas que históricamente transitaron la sierra madrileña desde Complutum hacia el paso de Somosierra.
Las estructuras murarías de la pequeña iglesia y de las edificaciones de su entorno están construidas en mampostería y sillares de granito local y calizas y dolomías de las cercanas crestas cretácicas de Venturada y Torrelaguna.
El templo visigodo primitivo es una iglesia de nave única y cabecera rectangular, con un encachado que la eleva ligeramente sobre el nivel de solado del resto del templo. El ábside conserva, apoyado en su muro testero, un bloque prismático de caliza a modo de altar.
Adosado al lado septentrional de este altar se excavó un pequeño habitáculo, acondicionado en su base con pequeñas piedras y cubierto por una pieza de caliza vaciada a modo de tapa-contenedor, que se ha identificado como un estuche o loculus para el depósito de la reliquia de consagración del altar.
Al pie de los peldaños que daban acceso al santuarium se hallaron los restos de un cancel de obra, única huella de la primitiva aula rectangular, como es habitual en las iglesias hispánicas de los siglos VI-VII.
En algún momento, la iglesia de Valcamino se amplió para levantar dos naves a ambos lados de la primitiva central. La nave norte se articula como una habitación cerrada comunicada con el aula por medio de un pequeño paso al pie de la cabecera. La nueva nave sur se abre a la central por medio de una línea de grandes pilares de dolomía. Esta obra de reacondicionamiento también se extendió a la cabecera, donde el altar fue recercado con un murete de mampuesto.
Con esta etapa se relacionan las tres sepulturas documentadas, una en la estancia lateral norte y dos enterramientos infantiles en el ángulo de la nave y la cabecera. Son tumbas tipo cista con orientación oeste-este, excavadas en la roca natural y forradas con lajas de granito.
La tumba que se encontraba en el interior del templo no conservaba la cubierta. En ella se descubrieron los restos de un único individuo adulto de sexo femenino, depositado en decúbito supino y con los brazos doblados sobre la pelvis, sin ningún tipo de ajuar. Del cráneo solo estaba la mandíbula inferior.
Los dos enterramientos exteriores son de niños, un nonato y otro de apenas dos meses, ambos depositados en tumbas excavadas a gran profundidad en la roca natural y tapadas por lajas de granito. Se mantenían en posición primaria y en ninguna de ellas se encontró ajuar funerario.
La ermita está cercada por medio de un potente muro que delimita un área cuadrangular de 26,50 x 30 m., que puede corresponder a una sagrera. Se trata de espacios circundantes a los santuarios donde se resguardaba la propiedad de la iglesia y se aplicaba el derecho canónico. En ellos estaba prohibido cualquier acto de violencia bajo la pena de excomunión. De esta forma la sacralización de todo este perímetro implicaba que la infracción cometida en él era comparable a un sacrilegio.
Tras un prolongado abandono, la ermita vuelve a ser utilizada como lugar de culto ya en época medieval. De este momento son las últimas reparaciones realizadas en el templo y una serie de edificaciones que la rodean, aun por excavar.
La intervención en la iglesia de Valcamino ha permitido ampliar nuestros conocimientos sobre el horizonte religioso-cultural de las poblaciones visigodas y mozárabes que ocupaban las estribaciones de la Sierra de Guadarrama.