Arquitectos de Madrid: Ventura Rodríguez
El s. XVIII es un momento especialmente productivo para la arquitectura madrileña, que recibirá las corrientes europeas de la mano de autores llamados a la corte por la monarquía borbónica. Si Sabatini o Juvarra representaban la vertiente italiana y Marquet la francesa, Ventura Rodríguez supo aunar esas influencias con la tradición barroca española.
Breve reseña biográfica
Ventura Rodríguez (Ciempozuelos, 1717 – Madrid, 1785)
Su padre, alarife y profesor de arquitectura, lo formará y adopta como ayudante. Pero dada su inclinación y habilidad con el dibujo pronto destaca como delineante y tracista, lo que le proporciona trabajo en las obras de Aranjuez.
La construcción del nuevo Palacio Real lo lleva a Madrid, donde trabaja primero con Filippo Juvarra, autor del proyecto inicial, y después con Giovanni Batista Sachetti, responsable del palacio definitivo, en el que llega a ser aparejador y primer oficial.
Hombre de inquietudes intelectuales y espíritu ilustrado, destaca como tratadista y profesor de arquitectura en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, institución responsable de aprobar los proyectos arquitectónicos de la ciudad y que acaba dirigiendo.
Obra
Arquitecto Maestro Mayor de la Villa desde 1764 hasta el final de su vida, dejó huella de su estilo en numerosas edificaciones y rincones de nuestra región, con obras tan emblemáticas como las fuentes de Cibeles, Apolo y Neptuno en el Paseo del Prado, la iglesia de San Marcos o el palacio del Infante don Luis de Borbón en Boadilla del Monte.
A la muerte de Fernando VI, el nuevo rey Carlos III prefiere a Sabatini como arquitecto real, lo que relegará a Ventura Rodríguez. Sin embargo, continúa trabajando para el Consejo de Castilla y en ciudades como Toledo, Cuenca, Málaga, Valladolid, Pamplona o Jaén.
Se entiende mejor con el infante don Luis de Borbón, hermano del rey, quien le pone en contacto con la intelectualidad de la época. Goya, Mengs, Campomanes o Jovellanos eran algunos de los autores que frecuentaban el palacio que Ventura le construyó en Boadilla del Monte.
Levantado sobre los restos del edificio de las Dos Torres, destaca en la arquitectura clasicista barroca. Los jardines, imprescindibles en la vida de corte durante el XVIII, y una capilla, cubierta por una impresionante bóveda, completan el conjunto. De la residencia se conservan también espacios industriales, como la almazara, los lagares y las cocinas.
Ventura Rodríguez trabaja también para miembros de la aristocracia. Así, a la muerte del arquitecto Guilbert se hace cargo del Palacio de Liria de Madrid. Dañado durante la Guerra Civil, conocemos su estado previo los bombardeos gracias a los archivos fotográficos.
También en la capital construye el palacio del conde de Altamira en la c/ San Bernardo que, de haberse ejecutado al completo, hubiera estado entre los mayores edificios de Madrid. Hoy alberga la sede del Instituto Europeo de Diseño.
En arquitectura religiosa, además de obras en Ávila, Zaragoza o Toledo, en Madrid hay que destacar la iglesia del Monasterio de la Encarnación y la iglesia de San Marcos. A estas obras se suman un sinfín de proyectos, religiosos y civiles, que no llegaron a construirse, desde San Francisco el Grande a la Puerta de Alcalá, o desaparecidos: un incendio durante la Guerra Civil destruyó parte de la capilla de San Isidro.
Para la exposición ‘Ventura Rodríguez, arquitecto de la Ilustración’, se realizó una recreación audiovisual de uno de esos proyectos imaginarios: el que presenta a la Accademia di San Luca de Roma en agradecimiento por haber sido nombrado académico emérito:
Sin embargo, la huella más reconocible en la ciudad será su proyecto para urbanizar el actual Paseo del Prado, con fuentes monumentales, tan importantes en la arquitectura ilustrada, que han acabado por identificarse con Madrid: Cibeles, Neptuno, Apolo o Galápagos conocida hoy como fuente de los Delfines.