Terminación de solado y acabados interiores de la Iglesia parroquial de Santa María Magdalena
La iglesia de Santa María Magdalena presenta planta de cruz latina, con una única nave con capillas laterales
Terminación de solado y acabados interiores de la Iglesia parroquial de Santa María Magdalena
La iglesia de Santa María Magdalena de Ciempozuelos cuya construcción comenzó a finales del s. XV o principios de XVI, tiene una planta sencilla de una única nave, con una estilizada torre campanario. Durante el siglo XVII, la iglesia se vio notablemente ampliada con la construcción de una cabecera barroca de ladrillo. Las modificaciones que este templo ha sufrido desde su construcción, fundamentalmente desde los últimos dos siglos, habían desvirtuado su fisonomía. Los trabajos de restauración desarrollados en los últimos años han devuelto a esta iglesia su apariencia original, consiguiéndose la recuperación tanto del interior como del exterior.
La iglesia de Santa María Magdalena presenta planta de cruz latina, con una única nave con capillas laterales, cubierta mediante una bóveda encamonada ligeramente apuntada. Destaca dentro del conjunto el presbiterio, de mayor altura que la nave, que se configura como un gran volumen centralizado decorado con una cúpula de ladrillo, mientras que los brazos del transepto se cubren con bóvedas de rosca compartimentadas por molduras rectilíneas. En un tercer brazo, orientado hacia el este, está localizado el retablo mayor. La decoración interior es muy sobria. Se articula con finísimas pilastras que recorren los muros rematándose en un orden dórico sin ornamentación.
Al exterior, el edificio presenta una construcción a base de fábricas mixtas de cajones de mampostería y machones de ladrillo, sistema que se repite en los contrafuertes que se localizan en las fachadas norte, sur y oeste. El presbiterio está construido siguiendo los mismos parámetros constructivos hasta la altura de las cubiertas de la nave, a partir de las cuales la cabecera está realizada por entero en ladrillo que se remata con alero y cubierta a tres aguas en los brazos del transepto, mientras que el cimborrio que cubre la capilla mayor cuenta con una cubierta a cuatro aguas, culminada por un chapitel de pizarra y plomo.
El elemento más destacado del conjunto es su campanario. La torre es un cuerpo de gran altura y esbeltez casi exento que se sitúa a los pies de la nave. Está realizada con sillares bien escuadrados de caliza blanca, similar a la piedra de Colmenar, y rematada con un chapitel a cuatro aguas que contribuye a dar gran sensación de esbeltez. Tanto el uso de la sillería caliza como la altura de la torre hacen que este volumen contraste notablemente con el resto del templo, que cuenta con una altura significativamente menor.
La construcción de la actual iglesia parroquial debió iniciarse a finales del siglo XV o principios del XVI. La edificación de la torre se llevó a cabo entre 1567 y 1575 de manos del cantero trasmerano Hernando de Pineda. En 1612 se modificó el presbiterio original y se edificó el que hoy se conserva, siguiendo los preceptos clásicos del barroco madrileño. Los muros originales de este volumen están reforzados en su zócalo con un engrosamiento ataluzado que responde seguramente a una actuación de refuerzo.
Durante los siglos XIX y XX el templo sufrió modificaciones que alteraron su aspecto original, siendo muy graves los daños sufridos durante la Guerra Civil y significativas las reformas llevadas a cabo por la Dirección General de Regiones Devastadas. La iglesia había perdido su cubierta original, así como los acabados y remates superiores de los paramentos. Además se habían efectuado cambios que afectaban la funcionalidad, como el cierre del acceso sur para alojar la caldera de la calefacción o el tabicado del sotacoro para constituir locales de apoyo.
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Restauración
Desde el año 2006 se vienen realizado diferentes intervenciones sobre el templo. En este año se llevaron a cabo restauraciones de algunos elementos muebles, como el retablo mayor, con su gran lienzo de Claudio Coello, y dos lienzos anónimos del siglo XVII que adornan el transepto.
En el año 2008 se iniciaron los trabajos de restauración integral del cimborrio del presbiterio, la restauración de la armadura de madera del siglo XVI y la recuperación de las fachadas del templo. Estas últimas suponían devolver la imagen original de los acabados exteriores, lo que implicaba la demolición de la doble fachada moderna que ocultaba los paramentos de la nave del XVI, así como la restauración de los contrafuertes de esa fachada. También se han restaurado los paramentos de ladrillo de la cabecera y del cuerpo de la sacristía, así como la fachada oeste y la totalidad de la torre, tanto externa como internamente, incluyendo el chapitel.
En el año 2015 se detectó que las humedades del subsuelo habían alcanzado una altura muy significativa (en muchos puntos, hasta los dos metros), conllevando la destrucción de los revestimientos y desaparición de la pintura.
La intervención de estas patologías se complementó con la instalación de un nuevo sistema de calefacción en 2016. Este ha consistido en el reemplazo de la obsoleta caldera por un sistema de suelo radiante, mucho más respetuoso con las obras de arte. Esto ha supuesto la construcción de una nueva sala de calderas. Además se ha procedido al solado con piedra caliza de toda la nave, a excepción de las capillas.