Restauración de dos dalmáticas pertenecientes al denominado “Terno del cardenal Cisneros”
Las dos dalmáticas con sus collarinos restauradas, que forman parte de un conjunto de ropajes del cardenal Cisneros, constituyen un importante exponente de bordado de imaginería o bordado erudito de mitad del siglo XVI
Restauración de dos Dalmáticas pertenecientes al denominado “Terno del cardenal Cisneros”
Las piezas están bordadas con una gran calidad técnica y estilística. Antes de comenzar la restauración las piezas presentaban importantes daños, destacando la deshidratación de las fibras, el desgaste y las malas restauraciones realizadas con anterioridad. Los tratamientos han devuelto consistencia a las fibras deteniendo el deterioro y mejorando la estructura del tejido.
Las dos dalmáticas con sus collarinos pertenecen al conjunto denominado “del cardenal Cisneros”, del que se conservan ocho piezas: una capa pluvial, una casulla, dos dalmáticas, dos collarinos, una estola y un manípulo.
Las piezas están realizadas en tejido de seda y fibra vegetal, brocatel granate y oro, con un diseño de jarrones con flores, encerrados en motivos lanceolados, y bordados sobrepuestos de imaginería y motivos vegetales realizados con hilos de oro, plata y sedas de colores.
La ornamentación de las dalmáticas se localiza en los tarjetones de los faldones y de las bocamangas. Las vestiduras están enmarcadas en delantero, espalda, cuello y los recuadros de los faldones y bocamangas por orifrés o cenefa bordada con motivos geométricos en realce con hilo de oro. Los tarjetones de los faldones en su interior presentan una decoración de cartelas de tipo geométrico, enmarcadas por “ces” y motivos de “oreja” o “labor de enrollamiento” y motivos vegetales y florales, bordados en oro y sedas de colores.
En los medallones de los faldones se representan los cuatro evangelistas, dos en cada dalmática: en una, san Marcos y san Juan, y en la otra, san Mateo y san Lucas. Los evangelistas se muestran sentados en actitud de escribir con sus correspondientes símbolos parlantes, sobre un fondo de paisaje o de ciudad.
En las bocamangas la decoración es manierista de tipo geométrico y vegetal formada por una cartela enmarcada por cintas enrolladas y cueros junto con elementos vegetales, florales y frutales que parten de cuernos de cornucopias.
Se trata de un bordado sobrepuesto en el que se ha empleado oro matizado, oro atravesado y sedas de colores matizadas en los ropajes, carnaciones y polo, con una buena técnica muy cuidada. El bordado es de gran perfección técnica, tanto en el tratamiento de los ropajes y paisajes, como en los elementos decorativos de carácter vegetal.
Estilísticamente la calidad del ornamento es notable. Los personajes son tratados siguiendo los cánones renacentistas, destacando el interés por los ropajes, los volúmenes, el movimiento de las figuras y la composición, situando las figuras sobre fondos de paisajes en perspectiva.
Imágenes
Restauración
La restauración de estas piezas se llevó a cabo como fase final de intervención de este terno, puesto que las otras piezas habían sido restauradas recientemente por la diócesis de Alcalá de Henares. Aunque en la región madrileña existen otros ornamentos de gran calidad realizados durante el siglo XVI, el terno denominado de Cisneros, destaca de forma especial por conservar prácticamente todos los elementos que componen el conjunto, así como por la gran calidad técnica y artística que demuestra la ejecución de las figuras.
Antes de comenzar el proceso de restauración las dalmáticas presentaban daños importantes, con un grado de degradación significativo. Las fibras se encontraban deshidratadas, una de las principales causas del deterioro de este material, lo que las había vuelto frágiles y quebradizas.
El tejido se encontraba desgastado y era palpable la pérdida de solidez y densidad que estaba produciendo aberturas en el tejido, lagunas y desprendimiento de hilos. La decoración presentaba pérdidas de hilos de seda de colores. Además, en muchas zonas se apreciaban intervenciones anteriores, como zurcidos, que se realizaron en algún momento para frenar el deterioro del tejido, causando daños importantes en muchos casos irreversibles. Sin embargo, los forros originales en general se encontraban en buenas condiciones.
El tratamiento realizado ha consistido en primer lugar en una limpieza mecánica mediante aspiración por el anverso y reverso del tejido para asegurar la retirada de todos restos de polvo entre las fibras. Posteriormente se ha llevado a cabo la eliminación de costuras y cosidos de intervenciones anteriores que estaban dañando el tejido por deformaciones o por impacto estético. Después se procedió a efectuar una limpieza mediante disolventes de rápida volatilidad para eliminar restos de grasa, cera, etc. depositados entre las fibras.
A continuación se llevó a cabo el desmontaje de forros para tratar los tejidos correctamente.
Dicho tratamiento comenzó con la consolidación de los tejidos de base mediante la aplicación de soportes que permiten recuperar la fuerza estructural al tejido. Se aplicaron tejidos estables y de baja densidad para evitar aumentar el peso y el grosor. Las uniones se realizaron mediante puntos de restauración.