Mariano Benlliure en Madrid
La Comunidad de Madrid ofrece cuatro itinerarios por la obra de Mariano Benlliure en la capital, que el ciudadano puede disfrutar de forma autónoma y, de este modo, conocer a uno de los escultores con una producción más extensa en todos los materiales y de mayor calidad.
La Comunidad de Madrid, a través de la Dirección General de Patrimonio Cultural, celebró en 2012, el 150 aniversario del nacimiento del escultor, nacido en Valencia el 8 de septiembre de 1862, con una gran exposición que tuvo lugar en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando con alrededor de 28.000 visitantes. En paralelo, y en colaboración con el Ayuntamiento de Madrid, se diseñaron cuatro itinerarios alrededor de los monumentos, lápidas y esculturas que el artista realizó para la ciudad, rutas que pueden seguir realizándose en la actualidad. La Dirección General editó un folleto que está disponible en el área de descargas y cuyos contenidos se pueden ampliar en el presente portal.
Madrid centraliza buena parte de la producción de Benlliure, 13 monumentos públicos y 9 funerarios (3 de ellos desparecidos), tipología que tanto se desarrolló a finales del siglo XIX y principios del XX, vinculada a la expansión y el nuevo urbanismo de las ciudades, y a las conmemoraciones de personajes, hechos y acontecimientos. En España, además de los de Madrid antes citados, se localizan 33 monumentos, además de otros dos en el resto de Europa y 8 en América.
Benlliure aportó excepcionales novedades en su manera de componer, esculpir y trasmitir el hecho narrado o conmemorado. La mayoría de los monumentos fueron convocatorias públicas y encargos directos, en los que la combinación de mármol y bronce, y diferentes tipos de piedra, permitieron a Benlliure cumplir con la misión para la que estos monumentos se diseñaban, el recuerdo o la puesta en valor, del personaje o la hazaña. Adaptándose a las diferentes convocatorias, el escultor compuso figuras y grupos con diversos puntos de vista, y supo acometer tanto composiciones estáticas con retratos de excepcional calidad y psicología de los protagonistas, como otras de gran movimiento y complejidad, en las que se combinaban hechos reales y figuras alegóricas, con carácter generalmente moralizante.
Su obra celebra centenarios como los de 1808 o 1812, homenajea figuras históricas de la política, la cultura, la milicia, el arte o la ciencia, y resuelve en cada ocasión el empeño con una mirada nueva y con una aportación esencial.
En paralelo, los encargos de monumentos funerarios en diversos cementerios, junto con cenotafios únicos como los tres conservados en el Panteón de Hombres Ilustres de Madrid, trasmitieron una novedosa visión que combinaba el realismo, el naturalismo, y un dominio de la materia que le han hecho merecedor del reconocimiento unánime en vida y tras su fallecimiento, desde la familia real, a la nobleza, artistas, científicos, escritores, etcétera.
De carácter abierto y jovial, fue un trabajador empedernido, supo relacionarse con todas las capas de la sociedad, y consiguió renovar el concepto de monumento público pensando, en particular, en los paseantes que, admirando sus obras, podían reconocer y valorar el mensaje.
Benlliure aportó excepcionales novedades en su manera de componer, esculpir y trasmitir el hecho narrado o conmemorado. La mayoría de los monumentos fueron convocatorias públicas y encargos directos, en los que la combinación de mármol y bronce, y diferentes tipos de piedra, permitieron a Benlliure cumplir con la misión para la que estos monumentos se diseñaban, el recuerdo o la puesta en valor, del personaje o la hazaña. Adaptándose a las diferentes convocatorias, el escultor compuso figuras y grupos con diversos puntos de vista, y supo acometer tanto composiciones estáticas con retratos de excepcional calidad y psicología de los protagonistas, como otras de gran movimiento y complejidad, en las que se combinaban hechos reales y figuras alegóricas, con carácter generalmente moralizante.