Los Jardines de los Palacios de la Finca Vista Alegre
Bien de Interés Cultural en la categoría de Jardín Histórico
Los Carabancheles fueron desde el siglo XVIII lugar predilecto de la alta burguesía y la nobleza madrileña para la instalación de quintas o fincas de recreo, por su cercanía a la ciudad y por su posición despejada que les proporcionaba un clima más saludable y bellas vistas del conjunto urbano.
Declaración de Bien de Interés Cultural
D. Higinio Antonio Llorente, médico honorario de Cámara del rey Carlos IV comenzó a adquirir terrenos en el año 1803 junto al camino de Madrid a Carabanchel, hasta formar una finca de 2,22 Ha, sobre la que construyó una casa de campo para su recreo con huerta, pozo y estanque. También adquirió tierras de labranza en las inmediaciones. Esta casa, alineada con el antiguo camino, fue reformada o demolida años después para construir un casino sobre el que se construyó el llamado Palacio Viejo. En 1808, tras la invasión francesa, el doctor Lorente huyó de Madrid a Cádiz y sus bienes fueron confiscados y subastados públicamente.
Tras la derrota de las tropas napoleónicas, D. Higinio inició un largo pleito para recuperar su posesión, lo que consiguió en 1818, aunque no la volvió a disfrutar por residir en Cádiz, vendiéndola en 1821 al comerciante D. Francisco Ignacio de Bringas, que apenas realizó algunas tareas de mantenimiento y la mantuvo como quinta particular.
En 1823 la finca fue adquirida por D. Pablo Cabrero Martínez y su esposa Dª Josefa Martínez Artó, dueña de la célebre platería de su nombre. Los nuevos propietarios transformaron la propiedad en una quinta de recreo pública, bautizándola como Vista Alegre. En 1824 fue inaugurado el establecimiento de recreo que contaba con varias construcciones, un casino con fonda-café, un establecimiento de baños así como diversos elementos lúdicos esparcidos por los jardines. Éstos eran de tipo romántico híbrido, con calles provistas de alineaciones de arbolado y plazoletas.
Tras el fallecimiento de Doña Josefa Martínez, su familia la vendió al Estado, pasando en 1832 a manos de la reina María Cristina de Borbón quién la amplió con la adquisición de propiedades aledañas como fábricas de jabón o la quinta del marqués de Negrón. La reina ordenó la creación de un jardín inspirado en la pintura paisajística, incluida la construcción de una ría navegable y la transformación de los edificios existentes junto a la edificación de otros de nueva planta, pasando a ser conocida desde entonces como Real Posesión de Vista Alegre. La finca sería su lugar de residencia ya como regente, tras el fallecimiento de Fernando VII, y sería donada posteriormente a sus hijas, la reina Isabel y la infanta Luisa Fernanda en 1846. Años después la infanta Luisa Fernanda vende Vista Alegre al banquero José de Salamanca y Mayol, futuro marqués de Salamanca, quien retoma las obras y rediseña parte de los edificios y los jardines, convirtiéndola en escenario de frecuentes celebraciones y reuniones festivas de la alta sociedad madrileña.
Tras su muerte a finales del siglo XIX, los herederos del marqués la venderían al Estado español, momento a partir del cual sirvió de sede para varias instituciones de beneficencia. Desde entonces, hasta nuestros días, ha sido usada con diversos fines: Asilo de Inválidos del Trabajo, Colegio de Huérfanos de la Unión o Colegio de Ciegos de Santa Catalina, entre otros. En la actualidad es sede del Centro Regional de Innovación y formación Las Acacias y Centro de Educación de personas adultas Vista Alegre.
Valores que justifican la declaración del bien
Los Jardines de los Palacios de la Finca Vista Alegre, en Madrid, incluye jardines paisajistas románticos, parterres asociados a diversas edificaciones, otras zonas ajardinadas o dedicadas actualmente a diversos usos, junto con elementos singulares como fuentes, veladores, esculturas, bancos, pérgolas, farolas, restos de norias y albercas, invernaderos, una ría, la cerca perimetral con sus puertas, así como el conjunto de edificaciones vinculadas a la antigua Real Posesión o finca de recreo de Vista Alegre.
El jardín paisajista romántico se concibe como una serie de escenas de naturaleza casi pictórica enlazadas entre sí a través de itinerarios, en los que se juega con los efectos de luces, sombras y colores que van variando a lo largo del ciclo anual. En este tipo de jardín son importantes los elementos artificiales, como fuentes, estatuas, templetes o cenadores incorporados a las escenas y recorridos, que crean referencias visuales y sirven de enlace entre unas y otras. Los jardines de la quinta de Vista Alegre no tuvieron en realidad una concepción unitaria, por haber sido diseñados por diferentes arquitectos y jardineros para varios propietarios a lo largo de décadas. Sin embargo, en varios momentos, y especialmente durante la etapa de finca particular del marqués de Salamanca se logró una satisfactoria integración del diseño de los distintos ámbitos, dando lugar a un conjunto extraordinariamente variado de jardines de sombra, geométricos, de plantas exóticas, ornamentales o rústicos de carácter productivo.
El núcleo principal, situado al sureste del Palacio Viejo y la Estufa Grande, se organizó mediante un potente elemento lineal, la Ría navegable, con su estanque y embarcadero, que podían ser recorridos a pie por ambas márgenes, dando acceso a distintas “escenas” conectadas a ellos. En estos ámbitos la vegetación arbórea era densa, para proporcionar cierto ambiente de misterio y unas condiciones climáticas adecuadas al duro verano madrileño.
El jardín arrancaba de una plazoleta semicircular de 40 metros de diámetro en el eje del palacio, enmarcada por diez esculturas de mármol sobre pedestales, hoy desaparecidas, que representaban varias deidades clásicas, los Continentes y los Elementos. De ella partían una serie de tranzones radiales hasta encontrar la sinuosa Ría, que nacía de una fuente y cascada ubicada en una montaña artificial de rocalla. Las escenas asociadas a esta parte del jardín incluían rotondas con fuentes, pérgolas, esculturas, columpios, puentes e incluso una montaña artificial.
La segregación de la parcela del Colegio de San Fernando a principios del siglo XX cercenó una parte importante de este jardín, perdiéndose el estanque y embarcadero final, junto con las escenas o episodios asociados a ellos. También se perdió casi en su totalidad el Jardín de Juegos ubicado al sureste de la Ría, en terrenos limítrofes u ocupados actualmente por la Residencia de mayores “Vista Alegre”. Sin embargo, lo que todavía subsiste de este conjunto, que son los jardines situados entre la fachada del Palacio Viejo y la Ría, constituyen un testimonio de gran importancia del modelo de jardín paisajista característico del período romántico.
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El Palacio Viejo o de María Cristina, posteriormente Colegio de la Unión y actualmente Centro Regional de Innovación y Formación “Las Acacias”, es un complejo de edificaciones creado a lo largo de los siglos XIX y XX a partir del primitivo Casino. Se compone de un edificio lineal ampliado en su fachada sureste en varias fases mediante una crujía adosada de galerías de columnas dórico-romanas superpuestas, actualmente acristaladas. En su cara noroeste presenta varios cuerpos o pabellones añadidos en distintas épocas, uno de ellos de estilo neomudéjar dedicado a capilla, obra de Emilio Rodríguez Ayuso del año 1891 ampliado en los años cuarenta del siglo XX, otro de aulas y despachos construido en 1889 y ampliado en 1940 por Manuel Martínez Chumillas y José Luis Aranguren, así como un pequeño teatro adosado lateralmente a la capilla, construido quizás por los mismos arquitectos, el cual será también objeto de ésta declaración.
El Palacio Nuevo o del marqués de Salamanca, actualmente sin uso, es una construcción del segundo tercio del siglo XIX organizada en torno a tres patios, que aprovecha cimientos y muros de la antigua fábrica de jabón de los Cinco Gremios Mayores de Madrid, debida en su diseño inicial a Martín López Aguado y en su configuración definitiva a Narciso Pascual y Colomer. Además está documentado el trabajo de Pedro Regalado de Soto y de Juan Pedro Ayegui. Tiene espacios singulares de gran calidad como la rotonda de entrada, la biblioteca, el salón árabe, las galerías abovedadas del patio central o la capilla. La fachada oeste, de cinco cuerpos, con pórtico central de columnas enterizas de granito y complejas escalinatas, es uno de los ejemplos más interesantes de arquitectura palaciega de su época, con una decoración de gran calidad en los guarnecidos de los huecos que lo emparenta directamente con el palacio diseñado en el paseo de Recoletos de Madrid por el propio Pascual y Colomer para el mismo propietario. Tiene galerías y pasarelas adosadas de época moderna, que lo conectan con otras construcciones.
El parterre elíptico que existió entre la Casa de Bella Vista, la Casa de Caballerizas y el Palacio Viejo se ha perdido completamente, ocupado por pistas deportivas.
Otras partes de los jardines paisajistas se planteaban como recorridos sinuosos por zonas de interés botánico o natural diverso, con especies de sombra, exóticas, plantas ornamentales, olivares, emparrados o huertas. Poco queda de ellos tras las intervenciones del siglo XX.
En el espacio definido antiguamente por las Casas de Oficios y de Administración, junto a la calle del Blasón, se diseñó un jardín de tipo parterre basado en un diseño circular, combinando calles geométricas y otras de trazado libre, del que ha quedado recuerdo en el jardín actual, coincidente en líneas generales aunque más geométrico, junto a los restos arqueológicos de las construcciones desaparecidas.
El Palacio Nuevo generó en torno a sí un conjunto de jardines de carácter variado, que tuvieron varias configuraciones a lo largo del siglo XIX, siendo especialmente interesantes las de la etapa de finca privada de recreo del marqués de Salamanca. El parterre del sector oeste del palacio, que incorpora tres plazoletas circulares con sus respectivas fuentes, la principal de ellas denominada Fuente de los Caballos, es un parterre clásico aunque peculiar en su trazado y configuración espacial, combinando setos y árboles con pérgolas y elementos arquitectónicos ligeros, constituyendo otro de los ámbitos de gran interés de la finca. El patio principal del palacio se diseñó como jardín claustral con una pequeña fuente central, hoy alterada con la incorporación de una escultura religiosa.
Los jardines de la fachada este del palacio, que fueron remodelados varias veces, formaban bosquetes con calles ondulantes, aunque después se organizaron en cuadros rectangulares mediante ejes perpendiculares, que en algún momento fueron enfatizados con alineaciones de arbolado. Se prolongaban de forma natural en una zona de huertas ordenadas según los mismos ejes. Hoy están perdidos u ocultos bajo pistas deportivas y construcciones diversas, conservándose no obstante los cimientos de la faisanera construida en tiempos del marqués de Salamanca.
Al sur del palacio se situaba el Teatro de verdor, pieza de arquitectura vegetal que se remonta a la etapa de la Real Posesión, construida a base de árboles y setos recortados, cuyos restos probablemente se puedan documentar bajo la calle de acceso al palacio desde la calle de Arnedo.
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La Estufa Grande es una construcción de estilo neoclásico de 105 metros de longitud proyectada o adaptada a partir de un proyecto anterior por Martín López Aguado en 1833, cuya estructura general data de los primeros años de la Real Posesión, etapa de la que conserva el baño de la reina, estancia de tipo termal con bañera de gradas circulares de piedra bajo cúpula y linterna, una hermosa rotonda central con cúpula soportada por cuatro parejas de columnas dórico romanas, una sencilla vivienda en el extremo oriental, así como el muro longitudinal de toda la estufa. El sector occidental y parte del oriental están ampliados en anchura y altura para alojar una biblioteca, con fachada de columnas pareadas realizadas en 1946 por Manuel Martínez Chumillas y José Luis Aranguren a imitación de las de la primitiva rotonda, mientras que el resto del sector oriental se mantiene como invernadero, con fachada ligera acristalada sobre poyetes de piedra. La vivienda del extremo oriental, actualmente sin uso, presenta una elevación de planta de época incierta.
La Puerta de Bella Vista es una construcción de 1987, del arquitecto Javier Vellés, que utiliza un lenguaje informal con el que consigue cierta monumentalidad sin recurrir al repertorio de formas clásicas. Junto a ella se ubica la nueva fuente de estilo morisco.
Actual Centro de Educación de Personas Adultas “Vista Alegre”, fue un palacete de estilo neoclásico, probablemente ideado por Martín López Aguado, muy alterado en su apariencia exterior y completamente transformado en su interior, que solo conserva de interés la portada con pilastras de piedra caliza, aunque mutilada superiormente. El soportal de la fachada sureste está cegado. Se conecta con el Palacio Viejo mediante una galería porticada en dos niveles, con columnas dórico romanas, de cuidado diseño, obra de los arquitectos Manuel Martínez Chumillas y José Luis Aranguren del año 1940, que dejó de utilizarse cuando se cambió el uso de los edificios.
De las cinco norias que tuvo la Finca Vista Alegre en época del marqués de Salamanca, dos de ellas se ubican en el área definida como los Jardines de los Palacios, de las que se conservan restos importantes. Se trata de la Noria de Bella Vista, junto a la casa de este nombre y la Noria de Navarro, junto a la Casa de Dependientes, asociada a su vez a una acequia y estanque.
En el perímetro de los Jardines de los Palacios se conservan varios tramos de la cerca original decimonónica de ladrillo visto en la calle del Blasón, la calle de Arnedo y las medianeras con las propiedades de la calle del Neblí. También se conserva en la calle del Blasón, con funciones de tapia, la zona inferior de la fachada de la antigua Casa de Administración.
La Puerta Bonita, situada hoy en manzana colindante a la Finca Vista Alegre, es una reconstrucción fiel de la realizada por Francisco Sánchez Pescador en 1864, girada noventa grados para dar frente a la calle del General Ricardos. Aprovecha material pétreo, de madera y forja de la primitiva, que resultó dañada en un accidente.
La cerca original de la finca Vista Alegre en el sector sur de la calle de Clara Campoamor, de ladrillo visto con remate a dos aguas, que incorpora como elementos singulares los arcos y rejas de salida de los arroyos que atravesaban la finca.
El tramo de Ría y el estanque con isla y embarcadero final, enterrados bajo los espacios libres de la parcela del Patronato de Huérfanos del Ejército de Tierra, que fueron elementos muy importantes en el trazado general de los jardines de la quinta, y deben ser preservados por su interés histórico, evitando su ocupación por edificaciones o destrucción.
Galería de imágenes
Palacios de Madrid
Palacios de Madrid es un volumen de la colección Estudios de Patrimonio Histórico que muestra la riqueza arquitectónica palaciega de la Comunidad de Madrid. Se trata de una publicación editada por la Dirección de Patrimonio Histórico con la colaboración de la Fundación Caja Madrid que da a conocer de forma inédita tanto el interior como el exterior de estos edificios construidos entre el siglo XV y el siglo XX.
El volumen ilustra un total de 110 palacios distribuidos en cuatro capítulos atendiendo a la tipología y período histórico. El primero de ellos corresponde a “los palacios del Rey y de la Familia Real”, otro de los episodios se centra en “los palacios urbanos nobiliarios de la Edad Moderna”, y les siguen “los palacios urbanos para una nueva aristocracia” y “las casas de campo nobiliarias y burguesas”.
Se trata de un ejemplar inédito que analiza de forma detallada las características arquitectónicas del interior y exterior de cada uno de los edificios, por lo que se darán a conocer de forma excepcional –en formato gráfico y escrito- una gran cantidad de lugares hasta ahora desconocidos e inaccesibles al público, además de reflejar la historia y contexto de cada uno de ellos. Los palacios sobre los que se realiza el estudio pertenecen al período comprendido entre la Edad Media y la Segunda República, debido a que es en esta etapa cuando se desarrolla esta tipología arquitectónica, propia de una sociedad cortesana en torno a la figura de un soberano
Palacio Nuevo de Vista Alegre