
Iglesia parroquial de la Purísima Concepción en Bustarviejo
Bien de Interés Patrimonial
La Iglesia Parroquial de la Purísima Concepción
La Iglesia Parroquial de la Purísima Concepción constituye un notable ejemplo de templo rural de sobriedad constructiva, reflejo de la evolución histórica de la población de Bustarviejo, en la que se ubica.
Elementos como su ábside románico inercial del siglo XIV, así como restos de pintura mural de temática bélica, realizada a mediados del siglo XIV o principios del XV en estilo gótico lineal; confieren a la iglesia una especial significación histórica y artística que justifica su declaración como Bien de Interés Patrimonial.
Exteriormente, la iglesia está construida con fábrica de mampostería en su totalidad, con refuerzo de sillares en las esquinas en la torre y fachada occidental. El muro norte se refuerza con cinco contrafuertes correspondientes a distintas etapas constructivas, dando lugar a cinco lienzos de muro con ligeras diferencias en su fábrica.
En el muro sur se encuentra la portada de ingreso al templo, formada por un arco de medio punto. Junto a esta fachada se adosa un pórtico sobre columnas, levantado a principios del siglo XVII, aunque se conservan restos de los apoyos de un pórtico anterior situado a una altura inferior al actual. El muro occidental de las naves laterales se encuentra lo que fue la portada de ingreso principal, actualmente cegada, formada por un sencillo arco de medio punto de granito.
La actual iglesia es el resultado de añadidos, modificaciones e intervenciones que se han sucedido a lo largo del tiempo, como consecuencia de los distintos acontecimientos y necesidades sociales. Se compone de:
- Cabecera de época medieval con reformas de los siglos XVII y XIX, formada por un ábside semicircular precedido por un tramo recto, cubiertos con armadura de madera.
- Cuerpo formado por tres naves separadas por arcos de medio punto sobre pilares cuadrangulares del siglo XVI, cubiertas con techumbre de madera del siglo XIX. Las naves laterales rematan en sendas capillas levantadas durante el siglo XVI.
- En la nave lateral norte se conservan restos de pintura mural datados hacia 1400 o 1450.
- Sacristía adosada a la cabecera en su lado sur del siglo XIX.
- Torre situada a los pies del templo fechable hacia finales del siglo XV o principios del XVI.
- Pórtico adosado a la fachada sur, de principios del siglo XVII.
- Muro de mampostería que delimita gran parte del templo formando un compás ajardinado.
Aunque la población debió surgir tras la repoblación de la zona entre los siglos XII y XIII, los primeros documentos que hacen referencia a la aldea de Bustarviejo están fechados en 1297. Posteriormente, aparece citado en el Libro de la Montería de Alfonso XI (1350), donde se mencionan varias casas, que serían alquerías dispersas por el campo. La iglesia de la aldea fue erigida sobre un cerrillo junto al camino real, coincidente en ese tramo con la Cañada Real Segoviana.
Entre los siglos XV y XVI Bustarviejo, que formaba parte del Sexmo de Lozoya, perteneciente a la Comunidad de Villa y Tierra de Segovia, poseía la condición de realengo, lo que le libraba de ciertas servidumbres que pesaban sobre los pueblos vecinos y se conviertió en un polo de atracción para los pobladores de sus alrededores, lo que explicaría que en el siglo XVI se demoliese el cuerpo de la iglesia medieval y se levantara un cuerpo de naves mayor. En este siglo ya se había convertido en uno de los pueblos más pujantes de este sector de la sierra del Guadarrama.
Esta situación de prosperidad continuó durante el siglo XVII cuando un Privilegio Real firmado por Felipe IV confirmó su independencia, alcanzando la categoría de villa. Durante este siglo se llevaron a cabo importantes reformas en la iglesia parroquial.
Durante la primera mitad del siglo XVIII, el Concejo decidió trasladar su sede a las inmediaciones de la iglesia, construyendo el nuevo Ayuntamiento a partir de 1770, y acondicionando el espacio entre ambos edificios para celebrar festejos taurinos. Después, la Revolución de 1868 y la Guerra Civil de 1936 marcaron períodos de decadencia, repercutiendo de forma muy notable en la villa.
Los trabajos arqueológicos efectuados en la iglesia han permitido conocer la existencia de un cementerio de época moderna y contemporánea, que se extendía por casi todo el edificio. Situado bajo este, en la zona nororiental del actual templo, apareció una necrópolis rupestre de época medieval, con fosas excavadas en roca que por su tipología puede datarse en los siglos XII, XIII y XIV, y que estaría situada en el exterior de una primitiva iglesia, de la que se han descubierto dos tramos de muros bajo la capilla de la nave norte.
En el presbiterio, bajo los arcos que comunican con las capillas laterales, las excavaciones han detectado estructuras que esponden a un edificio de tipología románica, sin que se pueda determinar con precisión su cronología. Considerando la existencia de restos de pinturas murales aparecidas en el tramo más oriental del muro de la nave lateral norte, fechadas hacia 1400 o 1450, esta datación permite situar la construcción de la cabecera durante el siglo XIV, manteniénd se hasta entonces la primitiva iglesia asociada al cementerio medieval.
Esta tipología responde a unos planteamientos estilísticos propios de un románico inercial retardatario, que continuó repitiendo los mismos modelos en fechas avanzadas prolongándose hasta el siglo XIV e incluso XV, fundamentalmente en el ámbito rural, como las cercanas iglesias de Prádena del Rincón, Venturada o Torremocha.
La parte de los restos de pintura mural que se localizan en el muro norte se puede considerar como uno de los elementos más destacados de la iglesia, en cuanto a su valor artístico e histórico. Aunque muy perdida, puede identificarse una escena bélica sin que se pueda interpretar con mayor precisión, debido a los escasos restos conservados. Las pinturas han sido estudiadas por investigadores especializados que las sitúan unos a mediados del siglo XIV otros hacia 1400. No obstante, constituyen el único ejemplo de pintura mural de tema militar y época medieval que se conserva en la Comunidad de Madrid, y uno de los escasos ejemplos en Castilla.
En la escena se puede reconocer un capelo cardenalicio y una cruz de la Orden Militar de Calatrava, que pudieran ser llevados por un personaje eclesiástico actualmente desparecido. Tras el capelo se conservan restos de una inscripción que hace referencia al comitente «m(an)do fazer ... el moço», por tanto, con una intención conmemorativa del hecho en el que el personaje participa. Junto a esta representación, se observan restos de figuras ataviadas con indumentaria militar característica del siglo XV, sobre un fondo donde se puede ver un recinto amurallado, lo que podría figurar un combate. Los escudos que portan, denominados adargas, son de origen musulmán, aunque fueron adoptados por los cristianos desde el siglo XIV.
Algunos autores han relacionado la escena con la campaña de Alfonso XI frente al rey de Granada que culminó con la toma de Algeciras en 1344, por lo que quizás el comitente fuese algún personaje que intervino en ella. Para otros, la escena podría interpretarse como la plasmación de la constante reivindicación del arzobispo de Toledo por conseguir este territorio de la Tierra de Segovia, que los segovianos defendieron frente a las tropas toledanas.