La villa de Buitrago del Lozoya
Casco antiguo de la villa de Buitrago del Lozoya
Casco antiguo de la villa de Buitrago del Lozoya
La villa de Buitrago del Lozoya

El casco antiguo de la villa de Buitrago del Lozoya

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Bien de Interés Cultural

Buitrago del Lozoya es el mejor ejemplo de castillo y población fortificada medieval de la Comunidad de Madrid. Su recinto amurallado presenta un enorme interés y una gran complejidad constructiva y estratigráfica.

casco antiguo de la villa de Buitrago del Lozoya

El adarve bajo es el lienzo y paseo de ronda de la muralla que transcurre paralelo al río Lozoya y que se localiza en los lados norte, este y oeste de la fortaleza. Al estar protegido por el río no es de gran altura, unos 4 metros, su anchura es de unos 2 metros y no necesita defensas adicionales como torres adosadas.

Adosado a este tramo oriental de la muralla, y frente al castillo, se encontraba el Hospital de San Salvador, fundado en 1455 por el primer Marqués de Santillana. Su construcción finalizó en 1500 con su nieto Diego López de Mendoza. Fue destruido durante la Guerra Civil, demoliéndose sus ruinas en 1948, trasladándose el artesonado mudéjar de su capilla mayor al presbiterio de la iglesia de Santa María, mientras que su portada gótica se conserva en la actual residencia de ancianos.

Conocemos cómo era su aspecto y su planta por los documentos, fotografías realizadas entre la segunda mitad del siglo XIX y el XX, y los restos de sus cimentaciones documentados en la calle del Hospitalillo. Su edificio estaba compuesto por una iglesia, un claustro, cocina, dos enfermerías, varias salas de hospedaje, huerto y cementerio.

Extracto de la guía didáctica de la Ruta arqueológica medieval de Sieteiglesias y Buitrago del Lozoya

En un primer momento, la monarquía castellana establece el control del territorio conquistado a través de los castillos y fortificaciones. A partir del siglo XIV, muchas villas amuralladas ven cómo una nueva fortificación se añade a uno de los ángulos de sus recintos, los castillos señoriales. Este fenómeno se produce por la cesión a la nobleza, por parte de la Corona, de derechos jurídicos (administración de justicia) y económicos (rentas sobre la tierra y la producción) en los territorios municipales. Poco a poco el sistema de poder señorial se va imponiendo al poder de los concejos de las villas.

Desde el siglo XIII no hay nuevas conquistas en el territorio andalusí, por lo que no existen nuevos señoríos que puedan repartirse. Los territorios conquistados en el siglo XI ya están repoblados y son muy rentables. Al mismo tiempo, las luchas por la sucesión en la Corona castellana hacen que los pretendientes busquen apoyo entre los nobles a cambio de otorgarles derechos.

Este fenómeno se produce también en Buitrago, que deja de ser un territorio de realengo para convertirse en un señorío feudal. A finales del siglo XIV, Juan II concede a los herederos de Pedro González de Mendoza, el señorío de Buitrago, además del territorio del Real de Manzanares.

Entre finales del siglo XIV y el siglo XVI se construye el castillo-palacio mendocino, una fortificación de planta cuadrada que se adosa al ángulo sureste del recinto fortificado, controlando el puente y el paso por la vía ganadera, y defendiéndose por igual de los peligros exteriores como de posibles revueltas de los nuevos vasallos.

Hasta ese momento la presión ejercida por la administración real había sido distante y poco exigente. En cambio, la ejercida por los señores feudales es mucho más directa y persistente. Estos señores obtenían rentas de todas las actividades económicas que se realizaban en sus señoríos: circulación de personas y bienes, venta de mercancías, explotación de la tierra y los bosques, uso de molinos y la industria.

El castillo disponía para su defensa de seis torres de planta rectangular, una torre pentagonal en su ángulo noroeste y un antemuro con foso descubierto en los últimos años. Su acceso principal se efectuaba a través de una puerta en codo, alojada en la torre situado en su extremo norte.

Durante el siglo XVI se llevan a cabo reformas para la transformación de esta fortaleza en un castillo-palacio, ocupándose el amplio patio de armas. El primer Marqués de Santillana, Íñigo López de Mendoza, debió levantar unas primeras crujías palaciegas, pues se sabe que allí acogió a Juana la Beltraneja. Posteriormente, el tercer Marqués y segundo Duque del Infantado construiría el palacio renacentista definitivo de su interior, del que se conservan algunos fustes y capiteles de las columnas. Es posible que en aquellos años finales del siglo XV interviniese en la construcción el arquitecto real Juan Guas, que trazó para el mismo señor el Palacio del Infantado en Guadalajara y el cercano Castillo-palacio de Manzanares el Real.

El declive del recinto comenzó en 1536 con un incendio que afectó al castillo y continuó a lo largo del siglo XVII con el saqueo de materiales. La Guerra de la Independencia y la Guerra Civil causaron estragos en él. Los franceses utilizaron el castillo como cuartel y hospital. Y tras la Guerra Civil se desmontó el palacio para construirse en el espacio del antiguo patio de armas el graderío de una plaza de toros.

Extracto de la guía didáctica de la Ruta arqueológica medieval de Sieteiglesias y Buitrago del Lozoya

En el sector este del recinto fortificado la muralla se prolonga hasta el cauce del río, mediante una coracha rematada por una torre que defendía el acceso a la villa a través de un puente. Desde 1939, este puente permanece sumergido por la construcción del embalse de Puentes Viejas, y sus tajamares y estribos son sólo visibles en los años de sequía. Esta coracha es uno de los elementos más importantes y mejor conservados de la muralla.

Al otro lado del río, los Mendoza poseían una gran finca en la que levantaron en el siglo XVI un cazadero o pabellón de caza llamado la Casa del Bosque. Actualmente, se encuentra en estado ruinoso. El edificio fue construido originalmente por el IV Duque del Infantado, entre 1514 y 1520. Este edificio fue reformado posteriormente por el V Duque entre 1596 y 1601. Al poco de acabarse las obras, Felipe III visitó durante varios días la Casa del Bosque para cazar en la finca. En el siglo XVIII la finca sólo se utilizaba para las labores de esquileo y lavado de lanas de los rebaños de la Casa del Infantado. En 1808 el edificio fue ocupado y saqueado por las tropas napoleónicas. Durante la Guerra Civil fue usado como cocinas y bombardeado.

La Casa del Bosque sigue el modelo de las villas manieristas italianas. Tiene forma de torreón cuadrado coronado por una cúpula, de la que sólo se conserva su arranque. Contaba con un jardín delantero delimitado con un muro con dos pequeños torreones en las esquinas, formando una terraza o mirador sobre la ladera que desciende hacia el río Lozoya y que desde el exterior le daba un aspecto de fortaleza.

Extracto de la guía didáctica de la Ruta arqueológica medieval de Sieteiglesias y Buitrago del Lozoya

En el interior del castillo, en su esquina sureste, junto a la coracha y uno de los portillos, las últimas excavaciones arqueológicas han sacado a la luz un pozo de nieve abierto a mediados del siglo XVII, cuando el castillo-palacio comienza a dejar de usarse como residencia y sus estancias y dependencias empiezan a utilizarse para usos agropecuarios y de almacenamiento. En este pozo se depositaba la nieve que se bajaba de los neveros de las sierras cercanas para almacenarla y después venderla. Por los documentos conservados sabemos que el comerciante catalán Pablo Xarquies tenía el monopolio y se encargaba de la explotación de este pozo de nieve. Con el tiempo, el pozo se fue colmatando poco a poco hasta que a finales del siglo XVIII o principios del XIX se abandonó.

Extracto de la guía didáctica de la Ruta arqueológica medieval de Sieteiglesias y Buitrago del Lozoya

Para más información visite la web de turismo de Buitrago del Lozoya