Pequeñas historias

Año 2019, Berlín

Pareja de fotógrafo y modelo en la Fashion Week de julio. Van llamando la atención antes de entrar en el edificio del desfile, situado cerca de la céntrica puerta de Brandenburgo. Hay fotógrafos que también son estrellas y les gusta, asimismo, posar como modelos. El cristal de la lente convertido en espejo. Este es, por tanto, un retrato de ida y vuelta con predominantes rojos. Hacía una mañana de viento. Es un meteoro de alcance imprevisto que rara vez favorece a un retrato. Aquí le da un toque de acción en el pelo que aproveché.

Año 2014, Buenos Aires

Alrededor de la Galería Bond Street se reúnen jóvenes de estéticas punk, gótica y emo. Estas históricas galerías comerciales de tiendas de ropa y accesorios relacionados con la música son de visita obligada. Era una tarde normal, pero sabía que algo hallaría. No me equivoqué. El problema era encontrar un fondo sin garabatos de grafitis, que se relacionan más con la estética hip hop que con esta pareja emo. Al ver esa puerta clara de cristal con su geometría que dialogaba con la falda de la chica y que el color de su pelo se conjuntaba con el de su chico y las ropas negras que hacían juego… Ya tengo el retrato, pensé.

Año 2012, Casablanca

En los países de tradición islámica las jóvenes tienen menos opciones de lucir peinados, pendientes, faldas… Casablanca es la ciudad marroquí más moderna y aquellos días se celebraba una Semana de la Moda, que unos años después se interrumpió por falta de apoyos. El lugar era la antigua catedral colonial, que una vez desacralizada, se utiliza para actividades culturales y artísticas. Esta chica fue la ganadora de un concurso de ropa de creación propia. En aquel contexto era normal fotografiarla. Tal vez por la calle no sé si hubiera querido o habría salido así. La luz rojiza del suelo da un ambiente de discoteca que le viene muy bien a ese look creativo de cuero y tul.

Año 2018, Ciudad del Cabo

Es la ciudad más europea de África. Allí la moda intenta tener un peso en la economía del país. Afortunadamente, la integración racial en Sudáfrica va a más. Una de las atracciones turísticas es visitar el barrio malayo de Bo-Kaap, con sus casas pintadas de colores muy vivos. Lógicamente fui yo también. Por azar me encontré con un joven fotógrafo que estaba haciendo una sesión de fotos a tres chicas que parecían amigas suyas. Cuando terminaron y se estaban tomando un refresco en una terraza pregunté si podía hacerles una foto y me dijeron que sí. Hice unas diez de grupo e individuales. Elegí esta como mi preferida. Es un juego de azules y a ella le da un pequeño reflejo de sol que venía de la cristalera de un ventanal cercano.

Año 2014, Hanói

Sorprende que en un país relativamente poco desarrollado y con un régimen comunista se empiece a dar una cultura juvenil muy potente, sobre todo en Ho Chi Minh, la antes llamada Saigón. Además, en los países asiáticos, los tatuajes forman parte de la estética cotidiana desde antes que en occidente. La vida moderna también comienza a darse en su capital política vietnamita, Hanói. Esta foto no está realizada en ningún evento de moda, sino un día cualquiera. Su profesión de estilista ya lo dice todo, lo que se denomina un fashion victim. Muchas veces esa actitud va unida a una enorme afición a la música. Aquí se le ven dos muestras: los auriculares y la palabra punk.

Año 2018, Lisboa

Su Semana de la Moda es una mezcla de Europa y África, debido a los habituales modelos que desfilan originarios de las ex colonias, como Angola o Mozambique. Eso le da un aire transversal que le confiere identidad. Una de sus sedes es el céntrico parque Eduardo VII. Allí siempre hay buena luz, buenos reflejos. En este caso, el sol intenso y el espejo de una cafetería potencian el retrato de esta modelo que fotografié con su ropa antes de transformarse en una actriz marcial de la pasarela con ropas espectaculares, pero de difícil cotidianidad.

Año 2019, Londres

Durante la Fashion Week de febrero. Hacía frío por los alrededores de The Store X, la sede de la avenida Strand donde se celebraban los desfiles. Este chico parecía un astronauta de última generación. Combatía con mucho verde la baja temperatura y con las gafas se protegía de las miradas. Además, el edificio estaba en obras. Una valla negra de madera rodeaba la rehabilitación. Un fondo ideal ajeno a los logotipos del photocall del famoseo. Me gusta fotografiar a los que en un futuro dejarán de ser público y pasarán a ser carne de la farándula.

Año 2018, Madrid

Durante la Mercedes Benz Fashion Week, antes Pasarela Cibeles. Estoy en Ifema y es julio. Calor asegurado. No es ningún modelo. Es un creador a pie de calle y su look es tan absorbente que las miradas van para él. La luz solar directa le da de lleno y no le ciega, sino que potencia el retrato gracias a las gafas del color de las botas de tacón. Lo fotografío sentado con naturalidad a pesar de su postura de maniquí: ave multicolor de escaparate sin vidrio.

Año 2018, Nueva York

La capital icónica de Estados Unidos ha sido lugar de nacimiento de culturas juveniles callejeras como, por ejemplo, la del hip hop. Hay tradición de fotografía de calle. Su población desde siempre está acostumbrada a salir en fotos. Hay nivelazo visual. Y si encima, esos días se está celebrando la Fashion Week, no digamos. Este chico era uno de los asistentes invitados a sus desfiles en Spring Studios en la zona de TriBeCa. Por su aspecto deduje que era latino. Acerté, me dijo que peruano. Es la suerte de esta ciudad que cada vez hay más hispanos. Iba entero vestido de Prada, es decir, todo caro. Le pedí que se situara a la entrada de ese edificio tan neoyorquino. Él puso lo demás.

Año 2018, París

Desde hace tiempo la sede oficial y oficina de los eventos de la moda parisina es el Palais de Tokyo, centro de exposiciones de arte, cerca del Trocadero, de estilo art decó. Es un escenario ideal. Pero, lamentablemente, para evitar las masas ávidas de famosos, no se anuncian dónde son los desfiles de las marcas estrellas. El aficionado medio se tiene que conformar con venir solo aquí a sus alrededores para ver alguna rareza estética. Allí vi a este chico con un look tan masculino, más su ordenador de trabajo al cuello, pero el pañuelo de actriz cinematográfica de la década de los 50 trastoca el convencionalismo de moda hombre/mujer. Esta foto sería un buen ejemplo de que las modas regresan, pero en cuerpos e intenciones distintas.

Año 2019, Sao Paulo

Cada domingo la enorme Avenida Paulista de esta inmensa ciudad brasileña se convierte en peatonal. Un festival espontáneo de personas paseando solas, en pareja o en grupo. Para la fotografía, cualquiera de estas tardes es buena. La calle es una fiesta cotidiana en un país que sobresale por lo festivo y sensual que es. Una sola camiseta larga y unos rizos extendidos son suficientes. El resto ayuda: una pared pilar de un edificio icono de arquitectura contemporánea: el Museo MASP de arte.

Año 2017, Seúl

El distrito de la Universidad de Hongik es la zona favorita para ir de compras o de copas entre la gente joven. Hay, además, paseos peatonales con grupos de música actuando en zonas habilitadas. Ideal para encontrar personas deseosas de ser fotografiadas. Quieren competir con Tokio, aunque sea imposible. El contraste del blanco de su vestido y calzado con ese fondo marrón oscuro potencia el color de su melena, parecido al de su mochila. Estaba tan atenta al retrato y hacía tanto calor que el polo helado le goteaba y lo tuvo que poner boca abajo para no mancharse.

Año 2017, Shanghái

Se celebra el Festival Summer Sonic. La chica salía del metro camino del multitudinario encuentro de músicas y tendencias que se celebra cada verano en esta megápolis china. Al ser un país de régimen comunista, aún las pintas llamativas son minoritarias. Por eso me sorprendió el tinte de su cabello, el amarillo de sus gafas de sol y el verde del niki. A eso se sumó la pared blanca y artística del edificio cercano. No lo dudé. Había foto.

Año 2017, Tokio

La zona de tiendas de Takhesita Street en el barrio de Harajuku y las calles adyacentes que terminan en la Avenida Omotesando son un paraíso visual para los fotógrafos que nos gustan las tendencias juveniles más novedosas. Aquello es un manantial. Y, además, estamos en la capital del país de las grandes marcas fotográficas. La tormenta perfecta. Ser fotografiado es un placer para quienes recorren esas calles, a veces más que para ir de compras, para convertirse en una fotografía. Esta chica es uno de tantos ejemplos. Al final, hacen siempre una educada reverencia para exteriorizar su agradecimiento.