Una habitación con todas las de la ley

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El consumidor: 
La reclamante viajó a Cuenca, donde, al llegar, reservó en un hotel una habitación pidiendo que tuviera vistas al exterior. Al no poder entrar en la habitación inmediatamente, ya que la estaban limpiando, no pudo comprobar sus características hasta que volvió a última hora del día. Al entrar en ella vio que la única ventana que tenía daba a un patio interior, por lo que pidió un cambio de habitación al recepcionista. El hotel no pudo facilitarlo por no haber otra disponible. La clienta se quedó con ella porque cambiar de hotel ya de noche suponía un perjuicio, pero luego pidió un arbitraje.
La empresa: 
El hotel explicó al tribunal que intentó satisfacer a la clienta proponiendo la cancelación de la reserva sin coste alguno y ofreciendo ayuda para la búsqueda de otro hotel. Y señaló que la reserva se hizo al llegar al hotel por lo que no había más habitaciones disponibles. Además, demostró que la habitación no era inferior en categoría al resto.
El colegio arbitral: 
El tribunal desestimó la petición de la usuaria para que se le devolviera el dinero abonado pues no apreció vulneración de sus derechos.